Convenio para la distribución de 10.000 bolsas de papel ecológico en Galicia
El presidente de Sogama, Luis Lamas, y el presidente de la Asociación Intersectorial e Interterritorial de Autónomos y Pequeñas Empresas de Galicia (APE Galicia), José Ramón Caldas Martínez, han firmado un convenio de colaboración a través del cual la empresa pública se compromete a ceder a la Asociación un total de 10.000 bolsas de papel reciclado para ser distribuidas entre sus miembros; un gesto con el que se pretende instar al menor consumo de bolsas plásticas, dado su negativo impacto ambiental, procediendo a su progresiva sustitución por otras más ecológicas y respetuosas con el entorno, como son las fabricadas a partir de materiales reciclados, reciclables y biodegradables. En este sentido, se recuerda que el papel se degrada más rápidamente y emite menos emisiones de CO2 durante su fabricación.
Y es que las bolsas plásticas se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza para las Administraciones, que han visto cómo su consumo por cada ciudadano se ha incrementado en los últimos años de forma exponencial (entre 280 y 300 unidades al año según datos del Ministerio de Medio Ambiente), aunque solo el 10 por ciento de las mismas acaban depositadas en el contenedor amarillo de recogida selectiva para posibilitar su reciclado.
El número de bolsas plásticas utilizadas en todo el mundo por minuto asciende a un millón, circulando en la Unión Europea alrededor de 800.000 toneladas. Los tiempos son, en este sentido, significativos. Porque si bien se necesitan 5 minutos para fabricar una sola bolsa de plástico, siendo su vida útil de aproximadamente 12 minutos, su proceso de degradación tarda siglos en consumarse, y en muchos casos no llegan a desaparecer totalmente, ya que acaban fragmentadas en partículas minúsculas que viajan arrastradas por el viento, permaneciendo en el medio de forma permanente.
En el mar, su impacto es, si cabe, todavía mayor, llegando a ocasionar serios perjuicios para la flora y fauna marina. Muchas especies las ingieren al confundirlas con alimento, llegando a ocasionarles la muerte. Además, sus contaminantes se acumulan en los fondos marinos, empobreciendo los suelos al bloquear el intercambio de agua y sedimentos.
En este escenario no resulta extraño que, tal y como asegura el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre el 70 y el 90 por ciento de los residuos acuáticos que se encuentran en las playas sean plásticos. Además, debido a la acción de las olas, las corrientes y el sol, estos se convierten en microplásticos que resulta imposible retirar debido a su diminuto tamaño. Los expertos aseguran que en algunos lugares del mundo podemos encontrar seis veces más cantidad de plástico que de plancton marino, que es la base de la cadena trófica. A largo plazo, estos microplásticos pueden acabar en nuestra mesa a través de pescados y crustáceos, afectando a la salud.
El número de bolsas plásticas utilizadas en todo el mundo por minuto asciende a un millón, circulando en la Unión Europea alrededor de 800.000 toneladas. Los tiempos son, en este sentido, significativos. Porque si bien se necesitan 5 minutos para fabricar una sola bolsa de plástico, siendo su vida útil de aproximadamente 12 minutos, su proceso de degradación tarda siglos en consumarse, y en muchos casos no llegan a desaparecer totalmente, ya que acaban fragmentadas en partículas minúsculas que viajan arrastradas por el viento, permaneciendo en el medio de forma permanente.
En el mar, su impacto es, si cabe, todavía mayor, llegando a ocasionar serios perjuicios para la flora y fauna marina. Muchas especies las ingieren al confundirlas con alimento, llegando a ocasionarles la muerte. Además, sus contaminantes se acumulan en los fondos marinos, empobreciendo los suelos al bloquear el intercambio de agua y sedimentos.
En este escenario no resulta extraño que, tal y como asegura el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre el 70 y el 90 por ciento de los residuos acuáticos que se encuentran en las playas sean plásticos. Además, debido a la acción de las olas, las corrientes y el sol, estos se convierten en microplásticos que resulta imposible retirar debido a su diminuto tamaño. Los expertos aseguran que en algunos lugares del mundo podemos encontrar seis veces más cantidad de plástico que de plancton marino, que es la base de la cadena trófica. A largo plazo, estos microplásticos pueden acabar en nuestra mesa a través de pescados y crustáceos, afectando a la salud.
Solución
Apelar al consumo racional y responsable. Y esta es precisamente la pretensión de APE Galicia y Sogama. De ahí la campaña que llevará a cabo entre sus asociados y, por extensión, entre la clientela, concienciándola sobre las alternativas existentes a la bolsa plástica tradicional. Es por ello que muchas cadenas comerciales han optado por cobrar estas bolsas, obligando en cierta medida a los consumidores a llevar su propia bolsa de casa y promoviendo las reutilizables, así como el tradicional carro de la compra.
Regulación Legal
En España, la Ley 22/2011, de 28 de julio, de Residuos y Suelos Contaminados, se muestra contundente al respecto y establece un calendario para la progresiva sustitución de las bolsas de plástico no biodegradables hasta su total prohibición, prevista para el 2018, exceptuando las que se usan para guardar carne y pescado. Además, a partir del 1 de enero del próximo año, los supermercados y resto de superficies que las distribuyan tendrán que incluir en las mismas un mensaje alusivo a los efectos perniciosos que provocan en el medio ambiente.