Convertir aguas residuales en biorresiduos, la clave para la depuración en países desarrollados
La circularidad en el ciclo del agua es uno de los retos de las entidades dedicadas a la depuración que buscan convertir los residuos inútiles del agua en fábricas de bioproductos, al menos en los países más avanzados, donde el reto del acceso al saneamiento y a un retrete, están generalmente superados. En estos países, como España, la depuración del agua no se limita solamente a un correcto tratamiento del agua usada sino a la aplicación de tecnologías que ya no ven en la depuración una mera limpieza del agua, según ha apuntado el director de comunicación de Aqualia, José Alberto García.
Así, señala que en estos momentos, la depuración del agua, además de su función principal busca crear "importantes recursos verdes" de alto valor añadido a partir de la depuración como bioenergía, biofertilizantes o bioplásticos, en aras de alcanzar la meta de la economía circular. En la actualidad, ha dicho que solo Aqualia tiene una veintena de proyectos de I+D en curso y cuatro de ellos en el área de sostenibilidad.
En este contexto, ha citado el proyecto de las plantas depuradoras de Chiclana de la Frontera y Jerez de la Frontera en Cádiz; La Gavia, en Madrid y la de Lérida, que están ya produciendo metano a partir del tratamiento con algas del agua residual que permite mover una flota de más de 200 vehículos. A estas se sumarán las plantas de Guijuelo (Salamanca), Almería, Valdebebas (Madrid) y otra planta en República Checa. García ha añadido que entre los 20 digestores que opera Aqualia se logra biogas suficiente para mover 12.500 vehículos.
Mientras en los países desarrollados el saneamiento pasa por una mejora en el aprovechamiento, en la reducción de emisiones asociadas a los procesos y a lograr avanzar en la economía circular, el saneamiento es en la actualidad el objetivo 6 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. García estima que con una inversión en saneamiento y depuración se evitaría la pérdida anual de unos 260.000 millones de dólares. "El acceso al agua, el saneamiento y la higiene impulsaría de manera decisiva el crecimiento de las economías de países menos desarrollados. Naciones Unidas calcula que cada dólar invertido en el agua y el saneamiento genera un rendimiento cuatro veces mayor", insiste el representante de Aqualia.
Entre los proyectos españoles, ha citado la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de El Salitre en el norte de Bogotá (Colombia), una planta liderada por Aqualia y financiada en un 58% por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) del Banco Mundial. La planta entrará en funcionamiento en 2021, cuando comenzará a tratar las aguas residuales de 2,7 millones de habitantes.
Otro de los proyectos más novedosos en materia de depuración en España es la estación de depuración de aguas residuales (EDAR) de Lagares, en Vigo (Pontevedra), que facilitará la recuperación de la marisma de la Ría de Vigo. Entre las curiosidades es que la planta está preparada para depurar agua residual de 800.000 habitantes, admitirá caudales de hasta 12.000 litros por segundo para evitar los alivios directos de agua a la Ría de Vigo durante los episodios de tormentas para adecuar la calidad del agua a la normativa que exige la Unión Europea.
En la actualidad, la nueva depuradora de Vigo es la más grande de España y una de las mayores de Europa por biofiltración. Así, se logra tratar el agua con alta calidad y minimizar la emisión de olores. En el proceso, además se elimina el fósforo y se desinfecta finalmente el agua. Asimismo, la planta incluye un tratamiento de hidrólisis térmica de los lodos, una digestión anaerobia posterior que permitirá valorizar el lodo y transformar materia orgánica en biogás para ser usado como carburante en los motogeneradores y lograr así energía eléctrica. A continuación los fangos resultantes se secan con un tratamiento térmico para reducir el volumen de lodo y obtener un producto biosólido clase A. Por otro lado, para minimizar el impacto de olores y paisajístico, un tercio de los 60.000 metros cuadrados de la EDAR han sido soterrados y ocho filtros desodorizan el aire contaminado.
También en la depuradora de Toledo se está desarrollando un sistema de depuración a partir de "bacterias púrpuras". El proyecto de investigación que se desarrollará en los próximos cuatro años busca lograr la valorización de las aguas residuales y generar cinco nuevos bioproductos que se puedan usar en cosmética, construcción, plásticos y fertilizantes. En concreto, "Deep Purple" ha sido impulsado por un consorcio de 14 entidades de seis países y busca favorecer la economía circular en la gestión del agua en la economía europea.