Cultivo de nanopartículas de oro mediante la acción de un hongo autóctono de España: un hallazgo sorprendente

A pesar de que no se conoce el momento exacto en el que se descubrió el oro, los primeros indicios podrían apuntar a Bulgaria. Concretamente, en la Necrópolis de Varna, lugar del primer yacimiento con restos de oro manipulado por el ser humano. Dicho yacimiento, que data desde finales de la Edad del Cobre –entre el 4.600 y 4.200 a.C.– es la referencia más antigua de este metal, siendo uno de los símbolos de riqueza históricos en nuestro planeta.
Ahora, milenios después de las primeras referencias doradas, un equipo de científicos australianos habría asegurado que el oro se podría «cultivar» gracias a la minería metabólica.
En concreto, un hongo común y corriente presente en decenas de países podría estar reescribiendo el futuro de la minería. A esta conclusión llegaron científicos del CSIRO –organismo de investigación científica de Australia–, que habrían descubierto que el hongo Fusarium oxysporum es capaz de recolectar partículas microscópicas de oro y acumularlas en su superficie.
Este descubrimiento, publicado en Nature Communications, tendría implicaciones revolucionarias. En primer lugar, porque plantea una alternativa a los métodos tradicionales de extracción minera, siendo sustituidos por un proceso natural y mucho menos invasivo.
Tal como detalla la investigación, el equipo –liderado por el científico Tsing Bohu– combinó las cepas microscópicas de este hongo en un recipiente con minerales que provenían de un asteroide del cinturón principal del sistema solar. Como resultado del experimento, el hongo absorbió los minerales y produjo partículas de oro con una rapidez que sorprendió a los científicos.
«El oro es tan inactivo que este tipo de interacciones es inusual y sorprendente, tenía que verlo para creerlo», añadió el investigador principal.
Un peligro para el resto de cultivos
El hongo Fusarium oxysporum se encuentra en casi todo el planeta y es endémico de zonas donde se cultiva maíz. Se ha reportado en diversos países y regiones, incluyendo África, Australia, Europa, Asia, y América. Asimismo, este ejemplar en concreto se ha podido localizar en el sureste español, especialmente en invernaderos, así como en diferentes zonas montañosas.
A pesar de sus posibles aplicaciones científicas en la búsqueda de oro, este hongo destaca por su gran capacidad para afectar a distintas plantas y cultivos. Ya en el siglo XX, la presencia de este hongo afectó a la producción de plátano de la variedad Gros Michel en los principales países productores de plátanos y en particular a los dedicados a la exportación. Por este motivo, España ya ha puesto en marcha un Plan Nacional de Contingencia para evitar una posible epidemia en las Islas Canarias.
Entre otras consecuencias, este hongo puede llegar a causar la enfermedad de fusariosis –que puede causar inflamación en la córnea– al afectar a cultivos de pepino, sandía, melón o tomate, entre otros.
En resumen, la reciente investigación ha despertado el interés de la comunidad científica global. Por ello, los expertos están considerando aplicar esta tecnología en futuras misiones espaciales, donde estos hongos podrían ayudar a recolectar minerales valiosos de asteroides u otros cuerpos celestes.
[Este contenido procede de El Debate Lee el original aquí]