Desarrollan un método para separar los plásticos de los residuos electrónicos
Desde piezas de automóvil hasta electrónica de consumo y dispositivos médicos, la electrónica se integra cada vez más con los plásticos para formar una unidad sin fisuras con el producto. A primera vista, se trata de una situación beneficiosa para todos, ya que se obtienen productos más ligeros, estéticos y rentables. Pero si miramos más de cerca, veremos que esta integración dificulta el reciclaje y la reparación. De este modo, va diametralmente en contra de la circularidad de los productos.
Investigadores de todo el mundo intentan encontrar soluciones a este problema. El instituto neerlandés de investigación tecnológica TNO acaba de desarrollar un nuevo método de desmontaje que permite retirar los componentes electrónicos del soporte al final de la vida útil de un producto, posibilitando así su reciclaje y reparación. Según los investigadores, esta innovación contribuye a la eficiencia futura y al ahorro de costes en las empresas, al tiempo que reduce las emisiones de CO2 y los residuos electrónicos. La investigación inicial se ha publicado recientemente en la revista Journal of Cleaner Production.
Dado que la electrónica impresa puede integrarse perfectamente en casi cualquier producto, las empresas recurren cada vez más a ella. No hacen falta botones ni interruptores mecánicos; están impresos. Esto significa que la pieza electrónica pesa menos y tiene mejor aspecto. La producción también es más fácil y rápida. Las aplicaciones incluyen sensores médicos portátiles, salpicaderos de coches, paneles de control de aviones, maquinaria industrial, lavadoras y cafeteras. Se calcula que el mercado de esta tecnología pasará de unos 175 millones de dólares a más de 3.000 millones entre 2022 y 2032.
La técnica consiste en fusionar componentes electrónicos y metal impreso con plástico para proteger el circuito eléctrico. Pero como resultado, es prácticamente imposible de reparar o reciclar. Actualmente, la trituración y la incineración son las únicas opciones para este tipo de aparatos electrónicos al final de su vida útil. Esto provoca emisiones de CO2 y una pérdida innecesaria de materias primas. En la actualidad, sólo una quinta parte de los residuos electrónicos del mundo se recicla adecuadamente. Se calcula que la cantidad de residuos electrónicos alcanzará los 74,7 millones de toneladas en 2030 y los 110 millones de toneladas en 2050.
El instituto de investigación holandés presenta una solución a este problema: para desmontar esta forma impresa de electrónica, TNO ha desarrollado una capa especial a base de agua. Ésta se aplicó entre los circuitos impresos y la capa exterior de plástico del probador eléctrico. Las pruebas demostraron que la capa era lo bastante resistente como para soportar hasta un 85% de humedad y una temperatura de 85 grados centígrados durante 1.000 horas. Al mismo tiempo, la nueva capa es lo bastante flexible para retirar el plástico sin dañar los componentes electrónicos. Cuando se detectaron defectos en los productos durante las pruebas, se desmontaron y repararon. Después se volvía a aplicar el plástico y la electrónica funcionaba debidamente.
El proceso permite reparar los componentes electrónicos impresos y reciclarlos por completo. Antes, esto no era posible porque los componentes electrónicos se fundían con el plástico. Esto permitirá a las empresas reparar errores de diseño durante la producción, con el consiguiente ahorro de costes y un uso más eficiente de los materiales. Además, mejorará el reciclaje, reducirá los residuos y permitirá métodos de producción más sostenibles. Las empresas podrán sacar al mercado nuevos productos que ya cumplan el próximo Reglamento de Ecodiseño de Productos Sostenibles de la Comisión Europea.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Waste Management World. Lee el original aquí]