Directivas europeas: el desafío de una nueva era de sostenibilidad empresarial
El mundo empresarial enfrenta una nueva era de regulación en sostenibilidad, impulsada por normativas como la Directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad de la Unión Europea (CSDDD) y la Directiva de informes de sostenibilidad corporativa (CSRD). Ambas buscan garantizar que las empresas identifiquen y mitiguen los impactos negativos en derechos humanos y el medio ambiente y reporten con transparencia sus esfuerzos en estas áreas. Sin embargo, el desafío es significativo.
Hasta ahora, la acción voluntaria y las medidas independientes de algunos países no han sido suficientes para abordar los efectos adversos en el medio ambiente y los derechos humanos que persisten a nivel global. La CSDDD establece un marco jurídico armonizado que obliga a las empresas a adoptar un enfoque sistemático de diligencia debida, abarcando todas las etapas de la cadena de suministro.
El proceso de diligencia debida, tal y como lo define la OCDE, incluye identificar, prevenir y mitigar los impactos negativos, además de informar y reparar los daños cuando corresponda. Este enfoque integral se convierte en el núcleo del cumplimiento de la directiva.
Así pues, obtener datos precisos de los proveedores más allá del nivel directo (Tier 1) se convierte en una tarea crítica. "La mayoría de los abusos en derechos humanos y medioambientales ocurren en los niveles más profundos de la cadena, donde la visibilidad disminuye", destaca Eva Lezcano, Directora Regional de Achilles para el Sur de Europa.
En este contexto, el papel de los proveedores es fundamental. Su colaboración y compromiso con los estándares ESG son esenciales para garantizar el éxito del proceso de diligencia debida. "Si las empresas proveedoras comprenden su rol en esta directiva, será más fácil alcanzar todos los niveles de la cadena de suministro", añade la experta citada.
El cumplimiento de la CSDDD es un desafío complejo, pero necesario. Más allá de evitar sanciones (que pueden llegar al 5% del volumen de negocios global de las empresas), se trata de construir un modelo de negocio responsable y sostenible. "La diligencia debida no solo protege a las empresas, sino que también refuerza su resiliencia y reputación en un mercado donde inversores y consumidores exigen cada vez más responsabilidad social y ambiental", concluye Lezcano.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Expansión. Lee el original aquí]