El 2% de las personas más pobres del mundo dependen de los residuos para subsistir
Jabir Karat, un joven indio de clase media, consiguió una beca de Ghandi Fellowship y eligió sumergirse en el problema trabajando como recolector de basura. Diez años después, la empresa que creó, llamada Green Worms, está revolucionando la forma en que las comunidades rurales gestionan residuos.
Las calles y los vertederos en la India se han convertido en una fuente primaria de ingresos para muchos trabajadores informales, que dependen de la recolección y clasificación para ganarse la vida. La mayoría no tiene salarios fijos, atención médica u otros medios de protección para un trabajo peligroso, por las sustancias que manejan y los lugares donde lo realizan. Además, aproximadamente el 80% de los recicladores en la India son mujeres y alrededor del 12% son niños; a menudo sujetos al acoso y la explotación, exposición a productos químicos peligrosos y desechos humanos.
Green Worms, asociándose a trabajadores informales de residuos, ofrece servicios que incluyen recolección, recuperación y reciclaje a organismos gubernamentales y empresas, creando a su vez empleos dignos y sostenibles. Busca un cambio sistémico en la gestión de residuos que sea inclusivo, garantice la dignidad, condiciones de trabajo seguras y trazabilidad, al tiempo que cumple con los requisitos legales; involucrando a las comunidades locales y grupos de interés para impulsar la acción colectiva. Y lo consigue a través de lo que podría parecer otro milagro; poniendo en colaboración a gobiernos locales, mujeres recolectoras de residuos y marcas nacionales e internacionales obligadas cada vez más a adoptar prácticas de suministro ético y servicios de compensación de plástico.
Por suerte, la legislación india ayuda en este empeño: la Responsabilidad Extendida del Productor sobre desechos plásticos es un mandato que, a través de las Reglas de Gestión de Residuos Plásticos de 2016, obliga a los productores de plástico, marcas e importadores a recolectar y reciclar los desechos plásticos posconsumo con la responsabilidad de reducir su impacto ambiental y demostrar un compromiso con la sostenibilidad.
Green Worms empieza ofreciendo evaluaciones en profundidad a los gobiernos locales, ayudándoles a introducir nuevos sistemas y procesos para maximizar la recolección de residuos, la segregación a nivel de origen y la recuperación de materiales reciclables. Al mismo tiempo, involucra a la comunidad local en campañas de educación. Y, lo más importante —y secreto de su éxito— proporciona a las mujeres organizadas en grupos de autoayuda (SHG, por sus siglas en inglés) la supervisión, el apoyo y la capacitación que necesitan para ofrecer una recolección de residuos constante y establecer sus propias microempresas. “Nuestro proceso genera trazabilidad, transparencia y, lo más importante, empleos seguros y dignos para mujeres de condiciones socioeconómicas desfavorecidas”, afirma Karat.
Según la empresa, desde 2014 Green Worms ha pasado de gestionar residuos en una pequeña aldea a gestionar 100 aldeas, tres pueblos, dos ciudades y decenas de islas en la India, recuperando 67.000 toneladas de plástico, creando más de 320 puestos de trabajo en sus propias instalaciones y apoyado a casi 3.000 emprendedoras.
Según el Royal Society Publishing Journal, la crisis de residuos de la India sigue intensificándose. El país asiático produce más residuos plásticos que la mayoría de los demás países del mundo, pero su gestión está tan desorganizada que tiene que importar residuos plásticos de otros países para abastecer a su propia industria de reciclaje.
Unos 20 millones de personas en el mundo dependen de la recolección de basura para subsistir, y un tercio de la comida del planeta la producen pequeños agricultores, muchos de los cuales sufren pobreza e inseguridad alimentaria. ¿Cómo podemos seguir sin reconocer ni dignificar dos trabajos esenciales para nuestra subsistencia?
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El País. Lee el original aquí]