El cobre recuperado de la chatarra pasará a considerarse un producto
El cobre que se encuentra en la chatarra de aparatos eléctricos y electrónicos ha dejado de considerarse un residuo y, una vez procesado por la industria de la recuperación, pasarán a considerarse producto, tras la entrada en vigor del reglamento número 715/2013 el 1 de enero de 2014, según ha informado la Federación Española de Reciclaje (FER).
El reglamento supone la continuación del proceso de desclasificación de materiales, hasta ahora residuos, que comenzaron en 2011 las chatarras de hierro, acero y aluminio. La organización destaca su trabajo desde hace años en la Unión Europea para impulsar los criterios de desclasificación de las chatarras preparadas como residuo.
Esta reforma incorpora los tres principales metales en cuanto a recuperación y reciclaje (cobre, aluminio y acero), con los que los recuperadores, entendidos como recicladores, pasan a ser el eslabón clave en todo el proceso de tratamiento y reciclaje de residuos convertibles en nuevas materias primas.
Para que la chatarra de cobre pueda considerarse producto debe cumplir ciertos requisitos de pureza y calidad de la chatarra resultante de la operación de recuperación limitándose así la cantidad de materiales extraños, óxidos metálicos, aceites, etcétera. Además, se deben controlar los residuos que se pueden utilizar como material de entrada en la operación de recuperación.
Asimismo, la chatarra de cobre habrá sido procesada y tratada para permitir su uso directo final como materia prima del proceso de producción de cobre y deberá implantarse y verificarse cada 3 años un Sistema de Gestión que constará de una serie de procedimientos documentados y controles, para demostrar el cumplimiento de los criterios. Igualmente, cada envío de chatarra deberá ir acompañado por una declaración de conformidad.
Según la FER, con la entrada en vigor del reglamento se impulsa el reciclado al reducirse las cargas administrativas del comercio de los materiales reciclados; se fomenta el reciclaje al poner en situación de igualdad competitiva a las materias primas vírgenes y a las recicladas.
Así, se calcula que más de ocho millones de toneladas de metales al año en España (sumando cobre, aluminio y acero) pueden beneficiarse de esta condición. En todo caso, no se aplica a chatarras generadas en talleres y fábricas en tanto no sean tratadas por gestor autorizado.