El mar no es un vertedero, el mar es vida
Con motivo del Día Mundial de los Océanos, que se celebra el 8 de junio, Sogama ha querido poner de relieve la problemática que la basura, especialmente los plásticos, representa para los mares. La afección que produce sobre los océanos como el trabajo que se está llevando a cabo para hacer frente a los mismos, constituyen aspectos que ha plasmado en un pequeño documento gráfico, asequible para todos los públicos, cuyo único fin es contribuir a que la población tome conciencia de la necesidad de mantener nuestros mares limpios, esenciales para la vida.
Se calcula que cada año entran en el mar entre 6,4 y 8 millones de toneladas de desechos, de las cuales un 80% tienen su origen en tierra, correspondiendo el 20% restante a actividades pesqueras tales como la pérdida de aparejos. De continuar en esta línea, los expertos auguran que en el año 2050 habrá más plásticos que peces en el mar.
Y es que, cuando los residuos plásticos inician su ruta por los océanos, efectúan largos viajes arrastrados por las corrientes marinas a través de los cuales transportan organismos de un lugar a otro que, en muchas ocasiones, se convierten en invasores. Cuando se fragmentan, dan lugar a los temidos microplásticos, que fácilmente pueden acabar en nuestras mesas a través del pescado que comemos o la sal con la que aderezamos nuestros platos.
Resulta frecuente que los animales se enreden y queden atrapados en redes de pesca o cuerdas abandonadas; en otros casos acaban ingiriendo los plásticos al confundirlos con alimentos, ocasionándoles la muerte. Ballenas, delfines, focas, aves y tortugas marinas son, entre otras, algunas de las especies afectadas. No en vano, los residuos provocan la muerte de unos 100.000 mamíferos marinos cada año.
La pesca resulta también gravemente afectada al menguar la cantidad de peces, crustáceos y organismos filtradores. Ello se debe a que el fondo marino está cubierto con sedimentos de basuras. Por cada 5 kilos de peces en el mar, hay 1 kilo de basura plástica, con la particularidad de que los desechos marinos constituyen también un peligro para la navegación ocasionando daños muy costosos.
Ni que decir tiene que el sector del turismo es otro de los grandes sufridores, toda vez que la limpieza y el buen estado de los arenales resulta vital para el mismo. Más del 80% de la basura que acaba en las playas está conformada por plásticos de un solo uso (platos, vasos, cubiertos, pajitas, bastoncillos), además de redes, aparejos y colillas.
Ante esta situación, la Unión Europea ya ha tomado cartas en el asunto con la publicación, en enero de 2018, de la Estrategia sobre Plásticos. Más recientemente, el Pleno Parlamento Europeo acordó la prohibición de plásticos de un solo uso a partir del año 2021, al tiempo que se han establecido nuevos y más exigentes objetivos de reciclado, otorgando también mayor responsabilidad a los fabricantes de aparejos de pesca, que deben asumir el coste de la recogida de redes perdidas.
Al mismo tiempo, ha emergido un importante movimiento social encaminado hacia la limpieza de arenales con una elevada implicación de voluntarios. Un loable gesto a aplaudir y que debe ir aparejado de otro gesto todavía más importante: ensuciar menos.