El origen de los residuos peligrosos
¿Por qué un producto o un material podía usarse antes y ahora ha sido clasificado como residuo peligroso? La respuesta a esta pregunta no es sencilla, puesto que depende de muchos factores (avances médicos, final de la vida útil de un producto o cambios normativos, entre otros).
Como referencia general, los siguientes escenarios son los más habituales con los que nos podemos encontrar, como origen de los residuos peligrosos:
• Sustancias peligrosas que se encuentran en buen estado y no suponen un riesgo para la salud o el medio ambiente y pueden continuar usándose (por ejemplo, cubiertas de amianto).
En este caso, todavía no tienen la consideración de residuos.
• Sustancias peligrosas que llegadas al final de su vida útil o ante una operación de rehabilitación, mantenimiento o similar suponen un riesgo para la salud o el medio ambiente, por lo que el poseedor tiene la obligación de desecharlas como residuo peligroso (por ejemplo, fluorescentes o gases de aparatos de aire acondicionado).
• Sustancias que debido a sus características de gran peligrosidad deben retirarse de inmediato, independientemente del estado en el que se encuentren, mediante el procedimiento adecuado de descontaminación como residuo peligroso (por ejemplo, aparatos contaminados con PCB).
• Sustancias peligrosas que se producen como resultado de un proceso productivo, o los envases de productos peligrosos (por ejemplo, aceites usados en talleres de automóviles).
a. Flujos más habituales
Los diferentes escenarios expuestos dan origen a distintos flujos de residuos peligrosos, entendiendo como flujo el camino que sigue el residuo peligroso desde su origen hasta su gestión final.
Los flujos más habituales en los residuos peligrosos son:
a. Retirada controlada de residuos peligrosos que no requieren autorización, sin necesidad de emplear equipamiento de retirada o de protección especial, por parte del propio poseedor o de otras personas en las que delegue, para su entrega en puntos limpios o centros de gestión.
Ejemplos habituales de este flujo serían las pilas que un particular deposita en un punto de gestión, o los fluorescentes que una empresa retira de sus instalaciones y entrega en un centro de gestión.
b. Retirada controlada de residuos peligrosos que requieren autorización, empleando para ello envases o equipamiento específico, por parte de empresas autorizadas para esta labor y para su posterior gestión en centros de tratamiento, o a través de sistemas integrados de gestión (SIG).
Ejemplos habituales de este flujo son los trapos impregnados o los residuos peligrosos producidos en una industria como parte de su proceso productivo.
c. Retirada controlada de residuos peligrosos que requieren autorización, empleando para ello equipamiento específico y aislando la zona de trabajo, mediante un procedimiento de descontaminación, por parte de una empresa especializada en esta labor.
Estos residuos peligrosos habrán de ser etiquetados y preparados para su transporte, para su entrega a un punto de gestión autorizado.
Independientemente del flujo, todos los residuos peligrosos deben ser trasladados a un gestor final autorizado, que se encarga de realizar las operaciones de tratamiento y/o almacenamiento final de los mismos.
b. ¿Por qué es necesario descontaminar?
Es necesario descontaminar aquellos residuos peligrosos que por sus características o estado (por ejemplo, volatilidad) suponen un riesgo directo para la salud de las personas o del medio ambiente, requiriendo un proceso de aislamiento, retirada y acondicionamiento específicos.