El uso de purines en Cataluña ahorraría en la compra de nitrógeno orgánico para el campo
Es paradójico, dice el autor, porque los purines contienen mucho nitrógeno. Cada año, el agro catalán precisa unas 173.000 toneladas de nitrógeno. La ganadería acumula unas 100.000 en el estiércol que genera. Equivale ello a decir que, devolviéndolo por entero al campo, aún nos faltarían más de 70.000 toneladas anuales de nitrógeno. Partiendo de esta afirmación se pregunta Folch la razón de importar nitrógeno inorgánico si sobran purines.
La razón la encuentra en que gran parte de los purines se generan en las concretas zonas dedicadas a la ganadería intensiva, lejos de los campos donde convendrían, y porque se considera este tipo de abono como una práctica anticuada y desagradable. Por esta razón se plantean dos problemas que podrían solucionarse en conjunto: ahorro en la compra de nitrógeno orgánico y eliminación natural de los purines que contaminan las aguas o apestan donde se acumulan en exceso.
En 2005 se creó el Consorci de Gestió de la Fertilització Agrària de Catalunya (Gesfer), participado por administración pública y asociaciones agrícolas y ganaderas. Esta entidad, dice Folch, supuso un antes y un después, aunque aún hay personas reticentes a la utilización de estos purines.
Partiendo de esta situación Ramón Folch aboga por deshidratar in situ, a pie de granja, y convertir los purines en nitrógeno semiconcentrado, desacoplado del aspecto de estiércol y fácilmente transportable. Finalmente habría que aplicarlo en la justa medida y en el momento oportuno.
Vía Sostenible
aaron13251 (cc)
Cataluña