En el municipio guatemalteco de San Andrés Itzapa una ONG local llamada Maya Pedal ha sabido hacer de la necesidad virtud e introducir el reciclaje y la conciencia ecológica entre la gente para afrontar las necesidades de diferentes comunidades. Esta hermosa historia comenzó en 1997 cuando Carlos Marroquín inventó un concepto original y novedoso: las bicimáquinas. Pensó que reciclando viejas bicicletas se podían fabricar varios tipos de máquinas a pedales con los cuales poder realizar funciones que cubrieran las necesidades de determinados segmentos de la población. Y una de las derivadas de estas bicimáquinas es que se trata de una tecnología limpia y autosuficiente que no depende en absoluto de fuentes de energía como la electricidad, los combustibles fósiles o complejas técnicas agrícolas industriales.

Como se observa en el vídeo, las bicicletas viejas (o partes de ellas) pasan por el taller para su transformación y son convertidas, por ejemplo, en un “bicimolinodesgranador”, cuya función es desgranar pedaleando, de forma rápida, limpia y automática las mazorcas de maíz. O se convierten en “bicilicuadora” con la cual licuar la carne de aloe vera con el que se hace champú. O gracias al pedaleo de una persona permite, una bicimáquina permite extraer agua del pozo que da de beber a toda una comunidad y además ayuda a cubrir sus necesidades de higiene personal, para lavar la ropa, la vajilla, etc. En definitiva, una iniciativa ecológica, con el reciclaje por bandera, que incentiva pequeños proyectos auto sostenibles, no contaminantes y que ahorran dinero, energía y emisiones de CO2 entre personas humildes, además de preservar su salud.

Maya Pedal sigue desarrollando el diseño y fabricación y comercialización de bicimáquinas adaptadas a las actividades específicas que se desarrollan en las comunidades, y trabaja para concienciar, educar e informar a las personas sobre el uso de la “tecnología del pedal” como elemento de futuro.