Europa del Este y Asia Central, principales puntos negros de RAEE sin tratar
Los desechos electrónicos son uno de los residuos que más rápido han crecido nivel global, representando una amenaza significativa tanto para la salud como para el desarrollo sostenible. Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas, entre el 2010 y el 2019 estos residuos aumentaron un 50%.
Dado los peligros que encierran, recopilar estadísticas sobre ellos es vital para rastrear los cambios a lo largo del tiempo, establecer políticas nacionales e internacionales, limitar la generación de desechos electrónicos, prevenir el vertido ilegal y promover el reciclaje. Sin embargo, muchos países carecen de los medios para hacerlo o, directamente, no realizan este trabajo.
Por este motivo, el Programa de Ciclos Sostenibles (SCYCLE), coorganizado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) han lazado el Monitor regional de desechos electrónicos, CIS + Georgia, que registra los desechos electrónicos generados en la Comunidad de Estados Independientes y Georgia. “Este monitor es el primero de su tipo y revisa las estadísticas, la legislación y la gestión de desechos electrónicos en esta región. Ha sido creado con el objetivo de mejorar la comprensión e interpretación del problema y facilitar la gestión ambientalmente racional de los desechos electrónicos”, detalla la UNU en un comunicado.
En general, en el monitor deja constancia que la tasa de aumento en esta región es similar a la mundial, pero recogiendo y gestionando solo el 3,2% de esos residuos, “muy por debajo del promedio del 17,4% mundial”. Kees Balde, coautor y profesor en la UNU, subraya que la gestión de la basura electrónica podría ser una oportunidad económica en la región al crear empresas y, por lo tanto, puestos de trabajo en el sector del reciclaje.
En este sentido, los desechos electrónicos generados en la CEI y Georgia solo en 2019 contenían 10 toneladas de oro, media tonelada de metales de tierras raras, un millón de toneladas de hierro, 85.000 toneladas de cobre, 136.000 toneladas de aluminio y 700 toneladas de cobalto, lo que representa un valor total de 2,6 mil millones de dólares en materias primas secundarias.
“Las tasas de recolección de desechos electrónicos deben aumentar en todos los países de la región, al igual que deben aumentar en otras partes del mundo. Esta mejora se puede lograr mediante la entrega obligatoria de desechos electrónicos a instalaciones autorizadas. También se necesitan informes obligatorios para todos los actores que recolectan desechos electrónicos”, señala Kees Balde.
Además del aspecto económico, potencial la recogida y el tratamiento seguro podría reducir la peligrosidad para la vida y el medio de las 2.4 toneladas de mercurio, 1.1 toneladas de cadmio, 8.100 toneladas de plomo y 4.000 toneladas de retardantes de llama bromados que se registraron en la región en 2019. “Algunos países (por ejemplo, Georgia, Kirguistán) no tienen recolección de desechos electrónicos debido a la falta de una infraestructura de recolección separada y organizada para los desechos electrónicos (y / o carecen de datos oficiales)”, subraya la UNU.
En el monitor también se exponen varias iniciativas y estrategias creadas en la región para crear conciencia sobre la recolección y el reciclaje de desechos electrónicos con la participación de los sectores público y privado, concluyendo que los 12 países de la región deben “introducir y hacer cumplir un marco legal y político sólido centrado en la gestión ambientalmente racional de la basura electrónica” o, por lo menos, “monitorear y reforzar los sistemas existentes para hacerlos más eficientes y efectivos”.
[Este contenido procede de El Ágora. Lee el original aquí]