A pesar de la crisis los ciudadanos continúan con el reciclaje. En los iglús verdes se recogió el año pasado un 6,5% más de cristal que durante el 2010. Aumentó también la recuperación de plásticos y envases aunque menos, apenas un 1,2%. La recogida de materia orgánica se redujo levemente. El dato más dispar, en cualquier caso, es el del papel y el cartón. De 126.182 toneladas en el 2010 a 101.926 en el 2011. Esas 25.000 toneladas de diferencia no se achacan a la caída del consumo. El papel se paga entre 50 y 70 euros por tonelada; aunque no es un precio elevado, los yacimientos están a pie de calle, basta vaciar entre seis y siete contenedores llenos para hacerse con una tonelada.

Escarp, vicepresidenta de la AMB, no le dio más importancia de lo que merece y, si bien ha mencionado que algunos municipios perseguirán estas extracciones, resaltó que se trata de un caso menor comparado con los éxitos que cosechan Barcelona y su área de influencia en favor del medio ambiente.

Por ejemplo: la generación per cápita de residuos continúa el descenso que inició en el 2008. Cada día, cada ciudadano produce 1,29 kilos de basura. En el 2011, esa media se situó por debajo ya de los índices del año 2000, un éxito incuestionable, y muy por debajo también de la media europea.