La barcaza de la vergüenza: cómo la basura de Nueva York vagó por la costa hasta ser incinerada
Los estadounidenses generan una enorme cantidad de basura. Según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), el residente promedio de los EE. UU. produce alrededor de 4,5 libras de basura por día, o lo que es lo mismo unos 1,8 kilos (en comparación con el promedio mundial de 1,6 libras/ 725 gramos por día), lo que equivale a casi 300 millones de toneladas de basura al año.
Esto convierte a los estadounidenses en el mayor productor de basura del mundo. Para poder seguir el ritmo del aumento del volumen de recogida en las aceras, se ha incrementado el número de vertederos, pero todavía no son suficientes para albergar toda la basura que produce el país. En consecuencia, parte del exceso de residuos se envía a otros estados e incluso a otras naciones.
En la primavera de 1987, una barcaza llamada Mobro 4000 que transportaba más de 3.000 toneladas de basura se dirigía a Morehead City, en Carolina del Norte, donde el plan era convertirla en metano. El plan original era enviarla a Luisiana y enterrarla en un vertedero, pero Lowell Harrelson, el propietario de la barcaza, no había conseguido los acuerdos adecuados que exigieran que la barcaza fuera desviada a Morehead. Se suponía que esto no sería un problema. Carolina del Norte había aceptado en el pasado basura de Nueva York, pero esta vez los reguladores estatales se pusieron nerviosos.
En el centro de esta operación estaba Salvatore Avellino, un reputado jefe de la mafia en el negocio de transporte de basura de Long Island. Los funcionarios de Carolina del Norte eran conscientes de que figuras del crimen organizado a veces intentaban contrabandear desechos peligrosos dentro de basura aparentemente normal, lo que generó preocupaciones de que la barcaza pudiera estar transportando materiales tóxicos. La ansiedad aumentó cuando una fotografía de la barcaza reveló un orinal, lo que alimentó los rumores que peligrosos desechos médicos podrían ser parte de la carga.
Se produjo una protesta pública, amplificada a través de los medios de comunicación, cuando ciudadanos observaron preocupados la barcaza en alta mar, cargada de desechos sólidos en descomposición. Las autoridades fueron alertadas, lo que provocó una investigación. Al final, se le negó la entrada a la Mobro 4000.
Mientras la barcaza navegaba a lo largo de la costa en busca de un lugar alternativo de descarga, encontró una firme resistencia en todo momento: Luisiana, Alabama, Mississippi, Florida, Nueva Jersey, las Bahamas, México y Belice se negaron a aceptarla. Después de vagar en el mar durante dos meses, la barcaza de basura regresó a Nueva York y permaneció en el limbo durante tres meses más mientras funcionarios de Islip y el estado negociaban un acuerdo. La resolución implicó quemar la basura en Brooklyn, y las cenizas resultantes fueron enterradas en un vertedero de Islip Town.
El incidente de la Mobro 4000 atrajo una gran atención de los medios de comunicación y se convirtió en un símbolo del desbocado consumo y producción de residuos de Estados Unidos. El evento desató un discurso nacional generalizado sobre la cuestión de la eliminación de residuos, lo que llevó a cientos de comunidades a intensificar sus iniciativas de reciclaje. Si bien Long Island ha logrado avances en la mejora de sus métodos para eliminar o reciclar la basura, los actuales desafíos sugieren que pueden ser necesarias más medidas.
El episodio sirvió como una llamada de atención y obligó a las comunidades de todo el país a reevaluar sus prácticas de gestión de residuos. La magnitud del incidente de la Mobro 4000 puso de relieve la apremiante necesidad de prácticas integrales y sostenibles de gestión de residuos a mayor escala.
A pesar de las mejoras localizadas, el contexto más amplio del dilema de los residuos en Estados Unidos requiere esfuerzos continuos para reducir, reutilizar y reciclar. El legado de la Mobro 4000 sirve como recordatorio de la responsabilidad colectiva de abordar el impacto ambiental de la excesiva generación de residuos y subraya la importancia de los esfuerzos sostenidos para lograr un enfoque más sostenible y responsable en la eliminación de residuos.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Vista al Mar. Imagen: Miembros de Greenpeace exhiben una pancarta que dice "La próxima vez... intentad reciclar" a bordo de la barcaza el 4 de agosto de 1987, en Gravesend Bay]