La Consellería de Medio Ambiente y Sogama proceden a la distribución de 2.000 minicontedores de pilas
Con la pretensión de apoyar la idónea selección de los residuos de pilas, la Consellería de Medio Ambiente y Sogama decidieron proceder, en una primera fase, a la distribución, entre ayuntamientos, centros escolares de primaria y secundaria, y asociaciones vecinales, culturales y deportivas, de 2.000 recipientes ecológicos, fabricados a partir de polipropileno y presentados en formato de caja rogada, con los que posibilitar la recogida fraccionada de este material y, por lo tanto, su posterior reciclado en centros de tratamiento específicos. El objetivo último es que un desecho de estas características sea gestionado conforme a la normativa vigente, minimizando su impacto sobre el medio ambiente y la salud pública.
Si bien la gestión de las pilas no entra en el cometido de Sogama, el cierto es que esta empresa pública, dada la presencia de este material en la denominada bolsa negra (restos no reciclables) que trata en sus instalaciones, no dudó en sumarse, de la mano de la Xunta de Galicia, a una campaña cuyo objetivo es incidir en la idónea clasificación de estos materiales, garantizando con esto la mejor gestión ambiental de los mismos.
Y es que, a pesar de su pequeño tamaño e inofensivo aspecto, las pilas pueden llegar a convertirse en un verdadero problema para la integridad del contorno natural si no se tratan adecuadamente. Y como ejemplo decir que una sola pila de botón, fabricada con óxido de mercurio, puede llegar a contaminar hasta 600.000 litros de agua, cantidad superior a la que bebe una familia de cuatro personas durante toda su vida.
Resulta evidente que, con el desarrollo de la electrónica y la robótica, la producción de pilas creció de forma exponencial. Se trata de un elemento que contiene diferentes metales en su composición (mercurio, cadmio, manganeso, níquel y zinc), y, aunque no son todas iguales ni tienen el mismo nivel de peligrosidad, deben ser consideradas como materiales peligrosos. Por lo tanto, no estamos ante un residuo cualquiera, sino ante un residuo específico que precisa de un tratamiento concreto, por lo que debe evitarse que pueda ser mezclado con otros desechos, garantizando así una gestión independiente.
En este contexto, la opción más inteligente y ecológica es optar por las pilas recargables que, a pesar de ser más caras al principio, resultan más rentables a largo plazo, ya que pueden ser utilizadas hasta medio millar de veces.
Ponte las pilas por el medio ambiente
Bajo el lema Ponte las pilas de por el medio ambiente, la Consellería y Sogama gestan una campaña cuya finalidad es incentivar la participación ciudadana en la segregación de este material. En una primera fase, los principales destinatarios de esta iniciativa son, por lo tanto, aquellos grupos que, a priori, pueden mostrar mayor receptividad, sirviendo al mismo tiempo como correa de transmisión en las buenas prácticas ambientales.
La publicación del Real Decreto 106/2008, de 1 de febrero, sobre pilas y acumuladores, marca un hito en la gestión ambiental de estos desechos, por lo que, a partir de entonces, y de acuerdo con los principios de “quien contamina pagada” y de “responsabilidad del productor”, la prevención se erige en una prioridad, resultando necesario facilitar a continuación su recogida selectiva, así como el reciclaje y tratamiento final.
Para cumplir con sus deberes legales, los productores de pilas y baterías se organizan, al igual que en el caso de otros materiales, en Sistemas Integrados de Gestión (SIG) que tienen que ser autorizados por las Comunidades Autónomas. En agosto del pasado año, la Xunta de Galicia formalizó un convenio marco de colaboración con los SIG Fundación Ecopilas y European Recycling Platform España S.L.U –ERP España-, procurando con esto una mejor gestión para estos residuos. Dicho convenio tiene una vigencia de 5 años y al mismo podrán adscribirse todos los ayuntamientos que así lo deseen.
En este contexto, la recogida selectiva de pilas podrá hacerse efectiva a través de los denominados puntos limpios municipales, o bien a través de los contedores ubicados en instalaciones públicas o privadas (hospitales, centros de enseñanza, empresas, etc), así como en centros comerciales.
Con el objetivo de reforzar la información facilitada a la ciudadanía y llevar a cabo una tarea didáctica, la Fundación Ecopilas, junto con ERP, constituyeron una Oficina de Coordinación denominada OfiPilas www.ofipilas.es, a través de la cual se forma a los ciudadanos sobre los pormenores de la gestión de estos materiales.
Tratamiento
Una vez recogidas en los puntos referenciados, las pilas son trasladadas a las plantas de tratamiento, donde son sometidas a distintas operaciones de reciclaje en función de sus características, obteniendo productos tales como los plásticos de las carcasas, componentes férricos y metales. Los destinos y usos de estos materiales son diferentes en cada caso. Por ejemplo, las escoras inertes de manganeso se usan como material de relleno o en la construcción; el zinc, en la industria del acero, para procesos de galvanizado; y el cadmio se reutiliza en la fabricación de baterías.
Según datos recogidos por Ecopilas, en Galicia se destinaron el reciclaje 194.100 kilos de pilas y acumuladores en el año 2011.
Si bien la gestión de las pilas no entra en el cometido de Sogama, el cierto es que esta empresa pública, dada la presencia de este material en la denominada bolsa negra (restos no reciclables) que trata en sus instalaciones, no dudó en sumarse, de la mano de la Xunta de Galicia, a una campaña cuyo objetivo es incidir en la idónea clasificación de estos materiales, garantizando con esto la mejor gestión ambiental de los mismos.
Y es que, a pesar de su pequeño tamaño e inofensivo aspecto, las pilas pueden llegar a convertirse en un verdadero problema para la integridad del contorno natural si no se tratan adecuadamente. Y como ejemplo decir que una sola pila de botón, fabricada con óxido de mercurio, puede llegar a contaminar hasta 600.000 litros de agua, cantidad superior a la que bebe una familia de cuatro personas durante toda su vida.
Resulta evidente que, con el desarrollo de la electrónica y la robótica, la producción de pilas creció de forma exponencial. Se trata de un elemento que contiene diferentes metales en su composición (mercurio, cadmio, manganeso, níquel y zinc), y, aunque no son todas iguales ni tienen el mismo nivel de peligrosidad, deben ser consideradas como materiales peligrosos. Por lo tanto, no estamos ante un residuo cualquiera, sino ante un residuo específico que precisa de un tratamiento concreto, por lo que debe evitarse que pueda ser mezclado con otros desechos, garantizando así una gestión independiente.
En este contexto, la opción más inteligente y ecológica es optar por las pilas recargables que, a pesar de ser más caras al principio, resultan más rentables a largo plazo, ya que pueden ser utilizadas hasta medio millar de veces.
Ponte las pilas por el medio ambiente
Bajo el lema Ponte las pilas de por el medio ambiente, la Consellería y Sogama gestan una campaña cuya finalidad es incentivar la participación ciudadana en la segregación de este material. En una primera fase, los principales destinatarios de esta iniciativa son, por lo tanto, aquellos grupos que, a priori, pueden mostrar mayor receptividad, sirviendo al mismo tiempo como correa de transmisión en las buenas prácticas ambientales.
La publicación del Real Decreto 106/2008, de 1 de febrero, sobre pilas y acumuladores, marca un hito en la gestión ambiental de estos desechos, por lo que, a partir de entonces, y de acuerdo con los principios de “quien contamina pagada” y de “responsabilidad del productor”, la prevención se erige en una prioridad, resultando necesario facilitar a continuación su recogida selectiva, así como el reciclaje y tratamiento final.
Para cumplir con sus deberes legales, los productores de pilas y baterías se organizan, al igual que en el caso de otros materiales, en Sistemas Integrados de Gestión (SIG) que tienen que ser autorizados por las Comunidades Autónomas. En agosto del pasado año, la Xunta de Galicia formalizó un convenio marco de colaboración con los SIG Fundación Ecopilas y European Recycling Platform España S.L.U –ERP España-, procurando con esto una mejor gestión para estos residuos. Dicho convenio tiene una vigencia de 5 años y al mismo podrán adscribirse todos los ayuntamientos que así lo deseen.
En este contexto, la recogida selectiva de pilas podrá hacerse efectiva a través de los denominados puntos limpios municipales, o bien a través de los contedores ubicados en instalaciones públicas o privadas (hospitales, centros de enseñanza, empresas, etc), así como en centros comerciales.
Con el objetivo de reforzar la información facilitada a la ciudadanía y llevar a cabo una tarea didáctica, la Fundación Ecopilas, junto con ERP, constituyeron una Oficina de Coordinación denominada OfiPilas www.ofipilas.es, a través de la cual se forma a los ciudadanos sobre los pormenores de la gestión de estos materiales.
Tratamiento
Una vez recogidas en los puntos referenciados, las pilas son trasladadas a las plantas de tratamiento, donde son sometidas a distintas operaciones de reciclaje en función de sus características, obteniendo productos tales como los plásticos de las carcasas, componentes férricos y metales. Los destinos y usos de estos materiales son diferentes en cada caso. Por ejemplo, las escoras inertes de manganeso se usan como material de relleno o en la construcción; el zinc, en la industria del acero, para procesos de galvanizado; y el cadmio se reutiliza en la fabricación de baterías.
Según datos recogidos por Ecopilas, en Galicia se destinaron el reciclaje 194.100 kilos de pilas y acumuladores en el año 2011.
Vía Xunta de Galicia
Foto de ASCOM (cc)
Geo: Galicia
Gestores de residuos en Galicia
Gestores de residuos: pilas y acumuladores