La cuarta revolución industrial y la gestión de residuos
Antonis Mavropoulos.
Fundador y CEO de D-Waste.-
Nuestro mundo es hoy más paradójico que nunca. Somos capaces de identificar la cantidad y calidad del agua en Marte, pero de igual manera y debido a la pobreza y falta de una respuesta global adecuada, cerca de 700 millones de personas en el planeta (1 de cada 10) no tienen acceso al agua potable.
De igual manera, estamos discutiendo cómo utilizar internet de las Cosas en los países industrializados, pero de acuerdo al más reciente informe de Iswa, Wasted Health: el trágico caso de los vertederos’, el impacto que estos vertederos genera sobre la salud son peores que la malaria en India, Indonesia y Filipinas, y entre 2.000 y 3.000 millones de personas carecen de los servicios de aseo más básicos.
La cuarta y actual revolución industrial se basa en tecnologías de desarrollo exponencial en lugar de lineal, lo que significa que el cambio que se avecina será demasiado grande y rápido. Es decir, por primera vez en la historia de las revoluciones industriales, la parte más pobre del mundo se beneficiará mucho más que la población más rica.
Ante este contexto cambiante, la disrupción de las industrias tradicionales muy pronto será el nuevo business as usual. Un reciente informe de IDC predice que para el 2020 un tercio de las 20 firmas más grandes de todas las industrias se verá gravemente golpeado por ese fenómeno. La industria del reciclaje y de la gestión de residuos parece no estar preparada para cambios sustanciales: por desgracia, un buen, complicado y costoso plan de adaptación no es suficiente. Lo que se viene es una redefinición radical de lo que conocemos como residuos y de cómo se van a gestionar.
REDEFINIENDO LOS RESIDUOS
Las revoluciones industriales redefinen productos, procesos industriales, cadenas de suministro, materias primas, mano de obra y, por supuesto, los patrones de consumo. El significado de ‘residuo’ se redefine también en cada revolución industrial y esto es lo que estamos viviendo. Los residuos electrónicos son un flujo representativo que caracteriza el cambio tecnológico: muy pronto los nanomateriales, los wearables, los aviones no tripulados de primera generación y los portátiles son solo algunos de los productos que se convertirán en los residuos del futuro.
Pero no se trata simplemente de productos que se serán nuevos tipos de residuos creando retos para su gestión, esto va mucho más allá. A medida que los procesos industriales involucren gradualmente sensores inteligentes, robots, impresiones en 3D e integración de grandes volúmenes de datos, es razonable esperar que los residuos industriales se reducirán o incluso desaparecerán en ciertas partes de la cadena de suministro.
La cuarta revolución industrial representa un potencial de beneficios en la gestión de residuos y el reciclaje, ya que con los nuevos, eficientes y baratos sensores de energía muchas industrias tendrán la posibilidad de seguir de cerca todo el ciclo de vida de cualquier artículo que vendan. Esto permitirá optimizar el diseño de los productos, reducir el desperdicio de materiales, prevenir daños, mejorar su mantenimiento y, finalmente, desarrollar ciclos cerrados de materiales limpios. Los enfoques de ‘cero residuos’ serán más realistas que nunca; la reutilización, el reciclaje y la recuperación de materiales serán mucho más fácil desde un punto de vista tecnológico. También es obvio que estas nuevas realidades generarán nuevas preguntas que servirán de fertilizante en la alimentación del árbol del conocimiento humano.
No cabe duda de que el futuro plantea retos y oportunidades en la gestión de residuos sólidos. Las tecnologías exponenciales abren la posibilidad de resolver muchos de los desafíos globales que enfrentamos. Este cambio no será fácil, rápido y gratuito, a menos que existan políticas fuertes y sistemáticas, y que esté acompañado de un interés real de la sociedad. Debemos utilizar el potencial de la cuarta revolución industrial para lograr un cambio hacia la sostenibilidad.