La Economía Circular pisa el acelerador ante la incertidumbre económica
La coyuntura internacional provocada por la pandemia y por la guerra de Ucrania está favoreciendo a las empresas que ya desde antes apostaban por la economía circular, y a la vez está multiplicando el florecimiento de nuevos proyectos. La concienciación ambiental, las ayudas públicas, la inflación y la escasez de suministros actúan como palancas.
En el caso de Cataluña, según un estudio de la Generalitat, existen 626 empresas que se dedican a desarrollar soluciones o tecnologías vinculadas a la economía circular, un 60% más que hace cinco años. Dicho documento subraya el crecimiento y la importancia de este ámbito para la economía catalana, ya que las empresas que se dedican a ello generan 33.000 puestos de trabajo directamente vinculados a la economía circular y una facturación de 11.014 millones de euros, casi el triple de la detectada hace cinco años y que representa el 4,6% del PIB catalán.
Por sectores, las empresas que ya están incorporando modelos de circularidad en mayor medida en sus procesos de producción son las de los sectores agroalimentarios (22% del total), el textil y moda (10%), la construcción (9%), los proveedores de metal (7%), el packaging (7%), la industria farmacéutica y cosmética (7%), el hábitat (6%), los bienes de equipo (5%), la higiene y limpieza (4%) y la movilidad y automoción (4%).
Marc Fabra, cofundador de la agencia de diseño Lúcid de Barcelona, explica que el modelo circular requiere que los productos estén el máximo tiempo en uso, y que después puedan ser reparados, reaprovechados o reutilizados. La clave es reducir al máximo el impacto medioambiental y utilizar recursos renovables, reciclados o en última instancia, adquiridos de forma ética. Afirma que no solo es rentable, sino que "es el único modelo de negocio viable a largo plazo para cumplir con las normativas y certificaciones que vienen" y para preservar el planeta.
Los ejemplos abarcan, desde gigantes como la metalúrgica Celsa, a startups como Infinite Athletic. En el caso de Celsa, cerró 2021 con una previsión de cifras de negocio récord mucho mejores de las esperadas incluso antes de la pandemia, hasta un récord de 5.300 millones de ingresos, y 600 de ebitda. La compañía ha esquivado el alza de las materias primas y crisis de suministros porque el 93% del acero que produce proviene de la chatarra que recoge la misma empresa. Además, usa hornos eléctricos, con lo que emite 20 veces menos CO2 que sus competidores, que optan por la combustión y deben pagar derechos de emisión.
Los avances en tecnologías de tratamiento también permiten convertir en nuevas materias primas los residuos que acabarían en el vertedero, por no ser reciclables. En este ámbito, Agbar, Enerkem y Repsol invertirán más de 500 millones en Tarragona para poner en marcha una ecoplanta en 2025. Será la primera instalación en la Península Ibérica que transformará residuos sólidos urbanos no reciclables en metanol, que servirá de materia prima para plásticos y biocombustibles.
Calaf Grup a través de Picvisa, una de las compañías del grupo, impulsa el proyecto Life Pst Sort. Esta iniciativa permitiría, solo en Europa, la recuperación anual de cerca de un millón de toneladas de residuos valorizables provenientes de vehículos fuera de uso. Persigue el incremento de la tasa de recuperación de materiales reciclables de vehículos llevados a achatarrar, lo cual supone un avance para el sector del automóvil y del reciclaje por sus beneficios en términos medioambientales y económicos.
Esta nueva tecnología podría generar, según el grupo, entre 50 y 100 millones de euros de ingresos anuales al sector del reciclaje europeo, un 13% del total vinculado a empresas españolas. Como parte del proyecto, se construyó una planta experimental de recuperación de residuos valorizables de vehículos fuera de uso en la localidad de Calaf, con una superficie de 1.000 metros cuadrados y una tasa de recuperación de hasta un 70%.
Infinite Athletic, que cuenta con el apoyo de Eurecat a través de su incubadora Reimagine Textile,trabaja con el objetivo de fabricar camisetas a partir del reciclaje de las cuerdas de raquetas de tenis, hechas de poliéster, que puede reciclarse una y otra vez para reconvertirse en nuevas prendas. Todo, para aprovechar las 60 toneladas al año de desechos de cuerdas de raquetas que se generan en España. En su caso, la transformación de las cuerdas en hilo la realizan empresas externas especializadas.
También con la participación de Eurecat, Salema propone un modelo de economía circular utilizando los desechos como fuente alternativa de materias primas críticas (CRM) para producir aleación de aluminio para vehículos eléctricos. Otro ejemplo de economía circular es Eurofragance, que ha desarrollado su primer ingrediente, llamado L'Ame du Bois, a partir de restos de madera, que se recicla de forma natural transformándose en materia prima. Este ingrediente se utiliza para el diseño de fragancias y para las categorías premium de productos tanto en perfumería fina, como en cuidado del hogar o personal.
Y no solo son empresas las que apuestan por la circularidad, también las aceleradoras creen en estos proyectos. El caso más claro en este campo es el de Impact Hub, que anunció a mediados del año pasado Tangram, un programa de acompañamiento en la creación y desarrollo de negocios con impacto en economía circular. Tangram cuenta con dos itinerarios, aceleración e incubación, que se desarrollan desde Bilbao y Barcelona.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Economista. Lee el original aquí]