La “ecotasa” al plástico en Marruecos crea controversia en el sector industrial
Esta novedosa “ecotasa” (de un 1,5% sobre el valor del producto) se aplica a la venta, producción o importación de material plástico bruto, y hasta el momento ha recaudado 20 millones de dirhams anuales (unos 2 millones de euros), según el Ministerio marroquí de Medio Ambiente.
El gobierno desea que la “ecotasa” consiga financiar y desarrollar el sector de reciclaje del plástico a través de un Fondo Nacional para el Desarrollo que, en sus previsiones, permita recaudar anualmente 157 millones de dirhams (14 millones de euros).
El sector privado no está en contra de la “ecotasa” en sí misma, sino del hecho de que “solo se aplica a la materia prima plástica y no al producto acabado e importado, que contamina de igual manera nuestro medio ambiente”, explicó un representante de la Confederación General de Empresas Marroquíes (CGEM, patronal).
Es decir, que juguetes y toda clase de productos acabados en plástico que entran importados al país están exonerados de esta tasa, y compiten con ventaja con productos similares hechos en Marruecos.
La misma fuente dijo lamentar que los productores nacionales no hayan sido asociados a la discusión de la ley ni a su aplicación en ningún momento, pese a que va a ser “el que en mayor medida va a tener que soportar esta tasa”.
La contaminación no ha sido hasta ahora una cuestión prioritaria en un país más preocupado por su incipiente desarrollo industrial, y sin embargo las distintas actividades contaminantes suponen al Estado un coste anual del 3,7% del PIB, indica un informe oficial citado por “L’Economiste”.
El departamento de Medio Ambiente, por su parte, ha realizado un estudio sobre los recolectores informales de basuras, que recorren las ciudades y hurgan en los contenedores antes del paso de los camiones municipales de residuos.
En total, se calcula que en Marruecos hay 10.000 personas dedicadas a la recogida informal de residuos (principalmente plásticos y cartones), que generan unos ingresos de 168 millones de dirhams anuales (15 millones de euros) para los recolectores y 363 millones de dirhams (33 millones de euros) para los mayoristas.
Pero los “traperos” o “basureros informales” solo reciclan una parte del plástico (el de botellas), sin prestar interés a las bolsas de todos los colores de este mismo material que se ofrecen en abundancia en los comercios del país, formales o informales.
Mientras que Mauritania, su país vecino, ha prohibido la producción de bolsas de plástico, Marruecos todavía no lo ha hecho, y es habitual verlas prendidas en los matojos y las hierbas secas afeando el paisaje de las periferias de todas las ciudades y pueblos marroquíes.
El gobierno marroquí, con su flamante Ministerio del Medio Ambiente, aspira a llegar a una tasa de un 20% del reciclaje en el horizonte 2020, siempre que resulten las primeras medidas, como la “ecotasa”, aplicadas al sector.
Junto a la “ecotasa”, también están implantando en las grandes aglomeraciones urbanas sistemas de depuración de aguas usadas, pues hasta ahora los alcantarillados no contaban con ellas y suponían una fuente preocupante de polución al soltar directamente millones de litros de agua contaminada a los ríos y al mar.
De momento, la “ecotasa” no se aplica más que a los plásticos, y nadie ha levantado la voz para imponerla a las otras industrias que emiten materiales líquidos o gaseosos altamente contaminantes.
Daniel Lobo (cc)