La importancia del tratamiento de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
El pasado 7 de mayo la planta de gestión y tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y residuos voluminosos que el Grupo Ferrovial abandera en el municipio coruñés de Cerceda, recibió el electrodoméstico número 1 millón a través de la Fundación Ecolec y su sistema Wee Trace, dato que da buena cuenta de la actividad trascendental que esta instalación ha venido desarrollando en la comunidad gallega durante los últimos años.
Así lo explicó en Radio Líder Cristina Terán, gerente de esta planta, la única de estas características en Galicia, quien recordó que la Xunta de Galicia tomó la decisión de construir esta infraestructura en el año 2001, toda vez que no existían instalaciones apropiadas que incorporasen los sistemas adecuados para tratar estos desechos tan complejos. A nivel estatal, tan solo se contaba con una en el País Vasco y otra en Cataluña.
El principal objetivo de la puesta en marcha de la planta no era otro que retirar de las calles y evitar la contaminación originada por un residuo con claro riesgo ambiental debido a sus componentes peligrosos. Por tanto, está diseñada y cuenta con una tecnología adecuada para la correcta separación, y posterior gestión diferenciada, de los distintos componentes que integran los RAEE y los voluminosos.
En el 2014, el volumen de tratamiento de este tipo de materiales ascendió a 6.000 toneladas. Una cantidad, según la portavoz del Grupo Ferrovial, claramente insuficiente, ya que la instalación cuenta con capacidad para tratar 14.000 toneladas anuales en dos turnos de trabajo, de lunes a viernes.
Asimismo, precisó que el desecho que nos ocupa va evolucionando con los cambios tecnológicos y con las costumbres de consumo de la ciudadanía, y por ello la instalación se ha ido adaptando a las nuevas circunstancias. Y como ejemplo puso la mayor recepción de residuo informático e incluso de televisiones planas.
Respecto al itinerario que sigue, o al menos debe seguir, un electrodoméstico desde que se compra hasta que se recicla y/o se elimina, éste da comienzo con la entrega del mismo a un distribuidor o bien en un punto limpio municipal, a donde el ciudadano debe trasladar aquellos materiales que, dadas sus características no puede ser depositados en los contenedores habilitados en las vías públicas.
Acto seguido, operadores logísticos o gestores autorizados los transportan a la planta. “El problema es que este camino solo lo hacen el 30-35 por ciento de los electrodomésticos, que son los que circulan por los cauces legales”, señaló Ter.
La instalación de Cerceda cuenta con cinco líneas de tratamiento específicas para frigoríficos, televisores, pequeño aparato eléctrico y electrónico, lavadoras y voluminosos, procediendo a la separación, manual o automática, de los componentes peligrosos y no peligrosos contenidos en los mismos, recibiendo éstos una posterior gestión acorde con sus particularidades.
En el caso de un frigorífico, que está conformado por hierro, en un 45 por ciento, plástico, aluminio, cobre, poliuretano, aceite y gas, en torno al 90 por ciento de su peso es recuperado y valorizado, logrando un uso más eficiente de los recursos y evitando la emisión de gases nocivos a la atmósfera.
Cristina Terán confía en que, con el nuevo marco normativo y a medida que aumenta la conciencia de la población en torno al reciclaje, este tipo de plantas tengan más importancia.
SOBRE WEE TRACE
Se trata de un proyecto que, liderado por la Fundación Ecolec, fue seleccionado por el programa de Ecoinnovación de la Unión Europea a fin de ejercer un control de la trazabilidad del residuo desde su origen. Mediante el uso de tecnologías avanzadas de información y comunicación, el sistema consigue identificar cada aparato con una etiqueta de radiofrecuencia que es activada a través de la lectura de su código de barras cuando el equipo comienza su recorrido, actuando a modo de localizador. “Incluso consigue grabar en vídeo su llegada a la planta de tratamiento”, destacó.
Wee Trace