La ONU advierte: la contaminación por plásticos es ya una crisis mundial
Aproximadamente 7.000 millones de los 9.200 millones de toneladas de producción acumulada de plástico entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos plásticos. De ellos, tres cuartas partes fueron depositados en vertederos donde alimentaron el flujo de residuos incontrolados y mal gestionados o fueron vertidos o abandonados en el medio ambiente, incluso en el mar. De hecho, el plástico es la fracción más grande, más dañina y persistente de los desechos marinos, y representa al menos el 85% del total de esos desperdicios. Por esta y otras muchas razones, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha clasificado a la contaminación plástica como una “crisis mundial” en un informe reciente, en el que propone además que se actúe rápidamente y de forma coordinada para atajar este problema.
“La contaminación actual es omnipresente y persistente. Aunque el mundo ha logrado un importante crecimiento económico en las últimas décadas, éste ha ido acompañado de grandes cantidades de contaminación, con importantes repercusiones en la salud humana y los ecosistemas, así como en el funcionamiento de algunos de los principales procesos de los sistemas terrestres, como el clima”, se lee en el informe. El documento muestra que la contaminación por plásticos es una amenaza creciente en todos los ecosistemas, desde donde se origina la contaminación hasta el mar. También evidencia que, si bien tenemos los conocimientos, necesitamos la voluntad política y la acción urgente de los gobiernos para abordar esta creciente crisis.
Los autores rechazan la posibilidad de que el reciclaje sea una salida a esta crisis y advierten sobre alternativas dañinas a los productos de un solo uso, como los plásticos de base biológica o biodegradables, que actualmente representan una amenaza química similar a los plásticos convencionales. Asimismo, en él se analiza las fallas críticas del mercado, como los bajos precios de las materias primas vírgenes basadas en combustibles fósiles, frente a los de los materiales reciclados, así como los esfuerzos poco articulados en la gestión formal e informal de residuos plásticos y la falta de consenso sobre soluciones globales.
“Esta investigación proporciona el argumento científico más sólido hasta la fecha para responder a la urgencia, actuar de manera colectiva, y proteger y restaurar nuestros océanos y todos los ecosistemas afectados por la contaminación a su paso”, expresa Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “Una preocupación importante es el destino de los microplásticos, los aditivos químicos y otros productos fragmentados, muchos de los cuales se sabe que son tóxicos y peligrosos para la salud humana, la vida silvestre y los ecosistemas. La velocidad en la cual la contaminación de los océanos está captando la atención del público es alentadora y es vital que aprovechemos ese impulso para lograr un océano limpio, saludable y resistente”, añade Andersen. Se espera que el informe encamine los debates en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) en marzo de 2022, cuando los países se reunirán para decidir el camino que debe seguir la cooperación global en esta materia.
El informe muestra que la contaminación por plásticos es una amenaza creciente en todos los ecosistemas, desde donde se origina la contaminación hasta el mar. En estos últimos, advierte que los volúmenes de plástico se tripliquen para 2040, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Esto significa alrededor de 50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo. En consecuencia, todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos además están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.
Los humanos no estarán exentos. Según el documento, la contaminación por plástico de las fuentes de agua podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer. “Los riesgos para la salud y el bienestar humano surgen de la quema de residuos plásticos, la ingestión de mariscos contaminados con el plástico, la exposición a bacterias patógenas transportadas en él y la lixiviación (la separación mediante disolvente de las partes solubles de las insolubles) de sustancias preocupantes en las aguas costeras”, indica el informe.
Los costes que acarrea la contaminación por plásticos en el turismo, la pesca, la acuicultura y otras actividades, como las limpiezas, se estiman en entre 6.000 y 19.000 millones de dólares en 2018. Y se proyecta que para 2040 el riesgo financiero anual podría ser de unos 100.000 millones para las empresas si los gobiernos exigen que cubran los costes de la gestión de residuos en los volúmenes esperados. En comparación, el mercado mundial del plástico en 2020 se ha estimado en unos 580.000 millones de dólares, mientras que el valor monetario de las pérdidas de capital natural marino se estima en 250.000 millones de dólares al año.
Ante esta situación, la ONU clama por una estrategia que conlleve una solución única destinada a acabar con la contaminación será inadecuada para reducir la cantidad de plásticos que llegan al medio natural. “Se necesitan múltiples intervenciones sinérgicas en la producción y uso del plástico”, aseguran los autores del informe.
[Esta noticia procede de El Ágora. Lee el original aquí]