La sostenibilidad, un criterio en auge para cerca del 60% de los consumidores españoles
Un 72% de los consumidores asegura haber cambiado sus hábitos de compra y consumo tras la pandemia del Covid-19 y teniendo en cuenta la coyuntura económica y actual, según la encuesta de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC). De ellos, un 20% lo hace buscando mejores precios y un 21% opta por adquirir otro tipo de productos. Además, de acuerdo con dicho estudio, en el que han participado 3.500 familias de las 17 comunidades autónomas y de las dos ciudades autónomas durante el primer semestre, este año los encuestados son más conscientes del significado de la figura del consumidor vulnerable; aquellos en situación de subordinación, indefensión o desprotección que les impide el ejercicio de sus derechos como consumidores en condiciones de igualdad.
Así, el 38% que afirma sentirse vulnerable lo hace porque su nivel de renta es bajo (19%), después acusan el impacto de alguna variable psicosocial (9%), el desconocimiento de las nuevas tecnologías (6%) o el nivel de formación (4%). La vulnerabilidad por renta afecta principalmente a las franjas entre los 18 y 35 años y a los de más de 65. Se ratifica el problema del entorno rural donde es mayor el desconocimiento del concepto y la sensación de vulnerabilidad por el uso de nuevas tecnologías.
El etiquetado de los alimentos lleva años generando debate y siendo la 'asignatura pendiente' de industria y administración. Por un lado, por su relevancia para la salud del consumidor y por otro, debido a la exigencia de este de disponer cada vez de más información sobre el producto que adquiere. En este contexto, la encuesta revela que en 2022 ha aumentado el número de aquellos que admiten consumir productos una vez pasada la fecha de caducidad (67% frente al 59% en 2021). Paradójicamente, un 66% considera que la fecha de caducidad es el concepto informativo más importante de la etiqueta, seguido de la composición/ingredientes del producto (55%). En tercera posición aparece el precio (37%) desplazando al lugar de origen (28%) y a la información nutricional (26%).
También se constata que, año tras año, el consumidor va perdiendo el hábito de leer las etiquetas. Concretamente, en esta ocasión la caída ha sido de siete puntos para los que dicen leerlas habitualmente, hasta el 34% (41% en 2021). También se reduce en cuatro puntos los que afirman leerlas de vez en cuando, hasta el 54%. A pesar de todo ello, la etiqueta del producto continúa siendo la principal fuente de información para los consumidores y un 42% de los encuestados considera útil la información que ofrece.
De acuerdo con dicho estudio, el consumidor es consciente de la importancia de unos buenos hábitos de alimentación. Sin embargo, disminuye la población que considera que sus hábitos son saludables (66%) y sigue creciendo la población que lo desconoce (22%) y la que reconoce no tenerlos (12%). Según el análisis de los datos recabados, el consumidor medio en España tiene cada vez más en cuenta a las empresas responsables con el medio ambiente porque él mismo apuesta por un consumo sostenible y respetuoso con el planeta: un 57% valora positivamente este aspecto cuando decide comprar un alimento. La influencia a la hora de decidir la compra está repartida entre varios factores como, por ejemplo, saber la procedencia del producto (25%) y cómo se ha producido (20%).
También se valoran otros aspectos como el compromiso con el medio ambiente (16%) o el comportamiento ético con la sociedad del fabricante o distribuidor (15%). En la misma línea, el 88% de los encuestados opina que el desperdicio alimentario es un problema importante. Para evitarlo opta por aprovechar más los alimentos (41%) y planificar mejor las compras (31%). Tan sólo un 10% reconoce no hacer nada.
En cuanto a sostenibilidad un 89% de los consumidores encuestados afirma que los hábitos alimentarios afectan al medio ambiente en función de lo sostenibles que sean los alimentos. Sin embargo, durante estos meses marcados por la pandemia, tan sólo algo más de la mitad de los consumidores aumentó su interés por comprar alimentos más sostenibles.
La mayoría de los encuestados (61%) sabe en qué contenedor debe depositar los residuos orgánicos tales como cáscaras y pieles de fruta, restos de carne y pescado. Cada vez son más los que realizan de forma correcta la separación para poder reciclar los residuos que generan.
[Esta noticia fue publicada originalmente en Europa Press. Lee el original aquí]