La UE apuesta por reducir las bolsas de plástico
La Unión Europea (UE) ha ratificado su compromiso para reducir el uso de las bolsas de plástico más contaminantes y ha adoptado unas normas que limitan su utilización e impone a los comercios que cobren por ellas.
La nueva legislación se centra en las bolsas de plástico finas que apenas se reutilizan y que tienen un alto impacto medioambiental cuando se convierten en desechos, especialmente en el medio marino, donde causan grandes daños.
Las normas permiten a los países elegir entre asumir objetivos de reducción del uso de las bolsas de un grosor menor de 50 micras u obligar a que los comercios cobren por ellas a los cliente.
Los ministros europeos reunidos en el Consejo de Medio Ambiente han dado la luz verde definitiva a la medida, que ha estado envuelta en la polémica y que incluso provocó un enfrentamiento entre los países y los eurodiputados, por un lado, y la Comisión Europea (CE), por otro.
La CE considera que la fórmula escogida para reducir las bolsas a escala europea no es la más apropiada, ya que consideran difícil de aplicar.
En cambio, los países optaron por esta doble fórmula para lograr el consenso necesario, dado que algunos socios se oponían a establecer objetivos de reducción de uso y otros, a obligar a pagar por ellas.
España, por su parte, se mostró favorable a ambas opciones, dado que ya aplica un precio a las bolsas y podría plantearse asumir los máximos de uso, explicaron fuentes europeas.
En 2010, cada europeo consumía 176 bolsas de media al año. Con las nueva normativa los Estados miembros que elijan la primera opción deberán tomar medidas para asegurarse de que a partir de 2020 no se utilicen más de 90 bolsas ligeras por persona al año, para reducir aún más su uso a partir de 2026, hasta 40 por persona.
Si los países se decantan por ponerles un precio, deberán asegurarse de que a partir de 2019 estas bolsas no sean ofrecidas de manera gratuita a los clientes.
Estas medidas no se aplicarán a aquellas bolsas extremadamente ligeras (de menos de 15 micras) que se utilizan, por ejemplo, para proteger los alimentos.
Además, las normas piden a la CE que estudie el impacto medioambiental que tienen las bolsas hechas de materiales plásticos oxodegradables, que se fragmentan solas en pequeñas partículas al contacto con la luz.
Estas bolsas resultan polémicas porque parte de la industria defiende que son biodegradables, mientras que sus opositores señalan que el hecho de que se fragmenten no significa que realmente se degraden, ya que los pequeños trozos plásticos no desaparecen.