Las baldosas inteligentes y recicladas que capturan la energía de las pisadas
El invento de Laurence Kemball-Cook, encontró la forma de capturar y reciclar la energía proveniente de las pisadas. Y además utilizando para ello unas baldosas fabricadas en más del 60% con material reciclado.
En 2009 en la estación londinense de Victoria a Kemball-Cook, entonces todavía estudiante de diseño industrial, se le ocurrió que tenía que haber algún modo de capturar toda la energía producida por tantas miles de personas pisando sobre el mismo pavimento. Tenía que existir la manera de convertir toda esa energía cinética en energía eléctrica. Y la encontró, por fin dio con lo que no tardaría en llamar Pavegen, una baldosa inteligente que se hunde apenas cinco milímetros y genera 8 vatios de energía con cada pisada.
El joven emprendedor inglés se ha cuidado bien de no desvelar algunos de los materiales utilizados para crear su invento aunque señala que más del 60% del material que caracteriza a su invento es reciclado. Concretamente, neumáticos de camión y hormigón polímero. “Nuestra meta es producir electricidad allá donde se necesita”, explica Laurence. Y señala que “en unos años seremos capaces de iluminar las calles a nuestro paso o lograr que un estadio de fútbol sea autosuficiente, o comprobar la salida de nuestro tren en un tablero electrónico alimentado por nuestras propias pisadas”.
Las baldosas inteligentes de Kemball-Cook tuvieron una excelente acogida en todo el mundo, en la maratón de París se instalaron en su día 176 baldosas. Durante los Juegos Olímpicos de Londres las baldosas ubicadas en las puertas de entrada de las instalaciones deportivas generaron 72 millones de julios (suficientes para cargar 10.000 teléfonos móviles durante una hora) gracias a 12 millones de pisadas. Singapur, por su parte, iluminó el mayor escenario flotante del mundo gracias a este invento durante la Hora de la Tierra de este año. Son solo algunos ejemplos, pero hay y habrá más porque el proyecto Pavegen no ha hecho más que echar a andar y tiene un amplio margen de mejora. En varias escuelas británicas y en las primeras oficinas se ha probado ya el potencial de la tecnología limpia en zonas de tránsito. "Nuestro auténtico reto ahora es reducir el precio de la baldosa para posibilitar su implantación a gran escala y poder llevarla a las ciudades de todo el mundo", recalca Kemball-Cook,
Pavegen