"Las nuevas tendencias tecnológicas complican el giro hacia la economía ‘cero residuos’"
La idea de una sociedad sin residuos y la economía circular suponen la reducción del consumo de recursos, la reducción de los residuos y el aumento del reciclaje.
Esto se opone a la denominada economía lineal: nos deshacemos de los recursos una vez que hemos terminado de usarlos. El modelo de la economía circular implica cerrar este bucle y mantener los materiales en uso durante el mayor tiempo posible, extrayendo el valor máximo de los mismos a lo largo de su vida, transformándolos posteriormente en productos nuevos.
Esto es ventajoso para nuestra huella ambiental, pero los investigadores dicen que el progreso en esta dirección está siendo socavado por la cultura de lo desechable, en especial en el ámbito de la industria tecnológica.
"Cuando nos fijamos en el diseño de los productos, se observan varias tendencias que no están ayudando a activar la economía circular," explica el Dr. Tjerk Wardenaar, consultor de energía y medio ambiente en PNO Consultants de los Países Bajos. Wardenaar coordina además el proyecto NEW_InnoNet, financiado por la UE, que nace con el objetivo de analizar la cadena de valor de los productos.
"Se aprecia una marcada tendencia hacia la miniaturización, todo tiene que ser más pequeño y más inteligente, y esto hace que sea más difícil la recuperación de materiales al final de la cadena de valor", dijo. "En segundo lugar, los materiales, cada día más complejos, son también más difíciles de recuperar. Se aprecia además una constante actualización, cada vez más rápida, de los productos”.
RECICLAJE
Con nuevos diseños cada año, las empresas de gestión de residuos se encuentran ante el reto de adaptar las tecnologías de clasificación a un mundo en constante cambio.
Un smartphone, por ejemplo, puede incluir hasta 50 tipos diferentes de metal. Del mismo modo, sus componentes plásticos pueden estar formados por más de 25 compuestos diferentes, lo que complica las tareas de reciclado.
"Es difícil para las empresas de reciclaje de envases de plástico lograr plástico de buena calidad que puedan competir con los bajos costes del plástico obtenido por vía tradicional" dijo el Dr. Wardenaar. El conjunto de todos estos factores económicos complica en gran medida un giro hacia la economía circular.
NEW_InnoNet ha reunido a expertos de diferentes industrias especializadas en la producción electrónica, automotriz y de plásticos para identificar los cuellos de botella para una economía ‘cero residuos’. El objetivo, llegar a una nueva agenda estratégica europea que ponga de relieve las prioridades en investigación e innovación.
"No hay suficiente comunicación entre especialistas y profesionales de los diferentes momentos de la cadena de valor," dijo el Dr. Wardenaar. “NEW_InnoNet implica generar sinergias entre ellos, hacerles hablan entre sí y compartir información” .
A pesar de que las tendencias en el diseño de productos está demostrando ser un obstáculo difícil de superar, Dr. Wardenaar aprecia un apoyo suficiente, tanto a nivel público como a nivel privado con el que mantener el impulso hacia la economía circular.
"No podemos hablar de economía circular, o de una economía ‘cero residuos’ como de una solución mágica. El concepto quizá los es, pero no lo es su aplicación. Hay una gran cantidad de actores en el campo que requieren el desarrollo de nuevas soluciones”.
"Es una gran idea convertir los residuos en recursos, ya que reduce los costes, crea nuevas fuentes de ingresos, y hace que las empresas sean más competitivas. El problema es saber dónde y cómo actuar”.
LAS CIUDADES
“Casi el 80% de la población de Europa vive y trabaja en zonas urbanas, por lo que el primer paso deben ser los residuos urbanos", explica Claudia De Luca, asistente jefe de proyecto de la UE, UrBAN-WASTE, cuyo objetivo es el desarrollos de estrategias para apoyar la reutilización, el reciclado, la recogida y la eliminación de los residuos urbanos.
El proyecto se centra en aquellas ciudades turísticas que tienen que hacer frente a niveles extremos de flujos de residuos tradicionales. En las Islas Canarias, por ejemplo, los turistas generan más residuos que los residentes locales.
En cuanto a los residuos eléctricos y electrónicos, gran parte se debe a la industria hotelera. Cada habitación a menudo tiene su propia nevera, que puede ser sustituida cada cuatro o cinco años, además, pueden contar con calderas individuales, secadores y planchas de pelo, televisiones e incluso máquinas de café.
En respuesta a este problema, UrBAN-WASTE se propone reunir a 11 ciudades diferentes en las que se implementarán estrategias de economía circular. El objetivo es compartir buenas prácticas para la reducción de residuos entre los diferentes grupos: hoteles, restaurantes, municipios...
"En Tenerife, hemos involucrado a una cadena de hoteles. Un hotel y un supermercado ya han introducido nuevas prácticas con las que crean un vínculo con agricultores de la zona", dijo De Luca.”'Ellos donan a un agricultor todos sus residuos orgánicos quien los utiliza para obtener compost, todo esto sin utilizar los servicios públicos de gestión de residuos.
Evitar la gestión de residuos convencional es especialmente interesante para las islas. "En las Islas Canarias, en donde no disponen de demasiado espacio en dónde depositar sus residuos lo es incluso más. Algunos tipos de residuos los tienen que enviar a la península, lo que supone un mayor gasto", dijo De Luca.
UrBAN-WASTE trabajará con estas ciudades para ayudar a identificar oportunidades en que poner en práctica un enfoque circular. El proyecto también desarrollará una aplicación móvil con la que enseñar a los turistas la forma en que gestionar sus residuos compensando las buenas acciones con descuentos en restaurantes y hoteles.