Los robos de componentes de aparatos eléctricos provocan nuevos focos contaminantes en Andalucía
Andalucía tiene hoy cientos de nuevos focos contaminantes en su territorio. Cientos de personas se dedican a la extracción de componentes metálicos existentes en los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos). A cambio, chatarreros no autorizados les pagan. Esta actividad genera un perjuicio importante al medio ambiente, la salud y a las empresas, que se han dotado de las instalaciones y los profesionales necesarios para tratar estos residuos, cumpliendo así la exigente legislación vigente. Esta situación está provocando un grave problema de contaminación y de imagen pública en Andalucía.
Según datos estimativos recabados por RECILEC, planta autorizada de tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, en Andalucía se producen una media de tres robos semanales en los puntos limpios, llegando en algunos casos a producirse un robo a diario.
La crisis económica, el alto valor de algunos metales –sobre todo cobre y aluminio- y la proliferación de puntos de venta ilegales donde los compran, resulta la combinación perfecta para la aparición de cientos de nuevos focos contaminantes que salpican toda la geografía andaluza.
La cadena comienza con la puesta en marcha de grupos organizados que captan a personas con bajos recursos económicos cuya actividad consiste en la búsqueda de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Rastrean en contenedores de basuras o directamente los roban de los puntos limpios o instalaciones industriales.
Chatarreros no autorizados
El siguiente eslabón de la cadena son los chatarreros no autorizados. Sus instalaciones, fuera de la ley en la mayoría de los casos, son receptoras de todos estos residuos, captados y transportados de forma irregular. Son quienes compran el material robado y la clave para romper la sinergia de la actividad ilegal. Si dejan de comprar dejarán de existir personas que quieran vender.
También se ha detectado un escaso control sobre empresas con fragmentadoras y cizallas. Estas entidades reciben buena parte del material empaquetado, camuflando los componentes procedentes de los RAEE extraídos de forma irregular.
El último tramo del pingüe negocio ilegal lo componen las personas y empresas que se dedican a la captación y acopio de RAEE completos para trasladarlos a países tercermundistas, donde escapan al control de las autoridades.
Nuevos focos contaminantes en Andalucía
En los últimos meses, más del 70% de los residuos procedentes de los puntos limpios que llegan a la planta que RECILEC tiene en el municipio sevillano de Aznalcóllar, llegan canibalizados, es decir, sin metales y sin buena parte de las sustancias contaminantes que se han emitido previamente al medio ambiente.
Tres robos por semana
Del citado estudio elaborado por RECILEC, realizado con multitud de visitas y llamadas telefónicas a puntos limpios de toda la geografía andaluza, se desprende en cifras estimativas, que estos centros autorizados reciben una media de tres robos por semana.
Granada y Huelva son las provincias que registran un mayor número de robos, mientras que Sevilla y Cádiz son las provincias con los residuos menos afectados.
“Furgoneteros ilegales”
Es habitual ver apostados a las puertas de los puntos limpios los denominados “furgoneteros ilegales”. Habitualmente son miembros de la misma familia o grupo. Aprovechan que un ciudadano se acerca a estas instalaciones autorizadas a depositar los residuos para bloquearles el paso, preguntándoles qué van a entregar. Si es algo que les interesa (diferentes chatarras o electrodomésticos) se lo quedan y el residuo no llega a entrar en el punto limpio.
En un lugar apartado extraen los metales y abandonan el resto de las piezas que contienen sustancias contaminantes en cualquier sitio sin control.
Graves daños para la salud
La manipulación incontrolada de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos es peligrosa y puede llegar a provocar graves daños a la salud.
En la planta de RECILEC en Aznalcóllar (Sevilla), un 35% de los equipos de frío llegaron a las instalaciones sin motor-compresor en el año 2011.
Al sustraer el motor-compresor del aparato, se libera a la atmósfera todo el gas refrigerante que contiene. Los gases suben varios kilómetros, deterioran la capa de ozono y contribuyen al negativo efecto invernadero. Además, el aceite del compresor se vierte directamente al suelo y lo contamina, afectando al medio acuático.
Los aparatos frigoríficos que llegaron canibalizados a la planta de RECICLEC fueron responsables de una emisión incontrolada de gas refrigerante de unos 3.780 kg, lo que supuso una emisión de CO2 de 18.900.000 kg., cantidad equivalente a la emisión producida por 9.000 coches circulando durante un año.
Riesgos
La manipulación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos entraña un grave riesgo si se realiza sin las debidas precauciones.
En los televisores la rotura del vidrió deja en exposición polvo de plomo, componente tóxico que afecta directamente al sistema nervioso. Este polvo inhalado pasa a la sangre. A partir de 15 miligramos por litro representa un grave perjuicio para la salud.
Así mismo, el polvo de mercurio que contienen los tubos fluorescentes en una exposición muy alta podría llegar a provocar daños cerebrales o pérdida de visión. Simplemente el mercurio contenido en determinadas pilas contaminaría 200.000 litros de agua, el equivalente a 20 piscinas.
Por otro lado, el gas de los frigoríficos, liberado de forma incontrolada, forma atmósferas explosivas y/o deflagraciones que pueden causar graves quemaduras o incluso la muerte.
Más control, vigilancia y sanciones
El sector del tratamiento de residuos eléctricos y electrónicos reivindica la persecución de este tipo de actividades ilegales, demanda extremar la vigilancia, el cierre inmediato de instalaciones ilegales que gestionan este tipo de residuos contaminantes, mayor número de multas y sanciones más elevadas.
La instalación de plantas de tratamiento y descontaminación de este tipo de residuos exige numerosos requisitos legales, con inversiones millonarias. El crecimiento desorbitado de la actividad ilegal hace que las empresas andaluzas sean incapaces de amortizar dichas inversiones dando lugar, lamentablemente, a la pérdida de cientos de puestos de trabajo y de riqueza en nuestra Comunidad Autónoma.
Siete años de experiencia
Recilec cuenta con la experiencia de siete años en la gestión de todo tipo de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.
Además de la citada mayor planta de España ubicada en la localidad sevillana de Aznalcóllar, también cuenta con un Centro Periférico en Loja (Granada) especializado en la clasificación de pilas y acumuladores y en el tratamiento de equipos de aire acondicionado. Actualmente trabajan 60 personas en ambos complejos.
Desde su creación, RECILEC ha gestionado cerca de 100 millones de kilos de todo tipo de RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) lo que supone una gran experiencia tanto en el tratamiento de los residuos como en las operaciones de optimización logística.
Los puntos limpios autorizados en Andalucía suman un total de 125 (Almería 4, Cádiz 11, Córdoba 24, Granada 4, Huelva 9, Jaén 9, Málaga 13 y Sevilla 51).
Según datos estimativos recabados por RECILEC, planta autorizada de tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, en Andalucía se producen una media de tres robos semanales en los puntos limpios, llegando en algunos casos a producirse un robo a diario.
La crisis económica, el alto valor de algunos metales –sobre todo cobre y aluminio- y la proliferación de puntos de venta ilegales donde los compran, resulta la combinación perfecta para la aparición de cientos de nuevos focos contaminantes que salpican toda la geografía andaluza.
La cadena comienza con la puesta en marcha de grupos organizados que captan a personas con bajos recursos económicos cuya actividad consiste en la búsqueda de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Rastrean en contenedores de basuras o directamente los roban de los puntos limpios o instalaciones industriales.
Chatarreros no autorizados
El siguiente eslabón de la cadena son los chatarreros no autorizados. Sus instalaciones, fuera de la ley en la mayoría de los casos, son receptoras de todos estos residuos, captados y transportados de forma irregular. Son quienes compran el material robado y la clave para romper la sinergia de la actividad ilegal. Si dejan de comprar dejarán de existir personas que quieran vender.
También se ha detectado un escaso control sobre empresas con fragmentadoras y cizallas. Estas entidades reciben buena parte del material empaquetado, camuflando los componentes procedentes de los RAEE extraídos de forma irregular.
El último tramo del pingüe negocio ilegal lo componen las personas y empresas que se dedican a la captación y acopio de RAEE completos para trasladarlos a países tercermundistas, donde escapan al control de las autoridades.
Nuevos focos contaminantes en Andalucía
En los últimos meses, más del 70% de los residuos procedentes de los puntos limpios que llegan a la planta que RECILEC tiene en el municipio sevillano de Aznalcóllar, llegan canibalizados, es decir, sin metales y sin buena parte de las sustancias contaminantes que se han emitido previamente al medio ambiente.
Tres robos por semana
Del citado estudio elaborado por RECILEC, realizado con multitud de visitas y llamadas telefónicas a puntos limpios de toda la geografía andaluza, se desprende en cifras estimativas, que estos centros autorizados reciben una media de tres robos por semana.
Granada y Huelva son las provincias que registran un mayor número de robos, mientras que Sevilla y Cádiz son las provincias con los residuos menos afectados.
“Furgoneteros ilegales”
Es habitual ver apostados a las puertas de los puntos limpios los denominados “furgoneteros ilegales”. Habitualmente son miembros de la misma familia o grupo. Aprovechan que un ciudadano se acerca a estas instalaciones autorizadas a depositar los residuos para bloquearles el paso, preguntándoles qué van a entregar. Si es algo que les interesa (diferentes chatarras o electrodomésticos) se lo quedan y el residuo no llega a entrar en el punto limpio.
En un lugar apartado extraen los metales y abandonan el resto de las piezas que contienen sustancias contaminantes en cualquier sitio sin control.
Graves daños para la salud
La manipulación incontrolada de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos es peligrosa y puede llegar a provocar graves daños a la salud.
En la planta de RECILEC en Aznalcóllar (Sevilla), un 35% de los equipos de frío llegaron a las instalaciones sin motor-compresor en el año 2011.
Al sustraer el motor-compresor del aparato, se libera a la atmósfera todo el gas refrigerante que contiene. Los gases suben varios kilómetros, deterioran la capa de ozono y contribuyen al negativo efecto invernadero. Además, el aceite del compresor se vierte directamente al suelo y lo contamina, afectando al medio acuático.
Los aparatos frigoríficos que llegaron canibalizados a la planta de RECICLEC fueron responsables de una emisión incontrolada de gas refrigerante de unos 3.780 kg, lo que supuso una emisión de CO2 de 18.900.000 kg., cantidad equivalente a la emisión producida por 9.000 coches circulando durante un año.
Riesgos
La manipulación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos entraña un grave riesgo si se realiza sin las debidas precauciones.
En los televisores la rotura del vidrió deja en exposición polvo de plomo, componente tóxico que afecta directamente al sistema nervioso. Este polvo inhalado pasa a la sangre. A partir de 15 miligramos por litro representa un grave perjuicio para la salud.
Así mismo, el polvo de mercurio que contienen los tubos fluorescentes en una exposición muy alta podría llegar a provocar daños cerebrales o pérdida de visión. Simplemente el mercurio contenido en determinadas pilas contaminaría 200.000 litros de agua, el equivalente a 20 piscinas.
Por otro lado, el gas de los frigoríficos, liberado de forma incontrolada, forma atmósferas explosivas y/o deflagraciones que pueden causar graves quemaduras o incluso la muerte.
Más control, vigilancia y sanciones
El sector del tratamiento de residuos eléctricos y electrónicos reivindica la persecución de este tipo de actividades ilegales, demanda extremar la vigilancia, el cierre inmediato de instalaciones ilegales que gestionan este tipo de residuos contaminantes, mayor número de multas y sanciones más elevadas.
La instalación de plantas de tratamiento y descontaminación de este tipo de residuos exige numerosos requisitos legales, con inversiones millonarias. El crecimiento desorbitado de la actividad ilegal hace que las empresas andaluzas sean incapaces de amortizar dichas inversiones dando lugar, lamentablemente, a la pérdida de cientos de puestos de trabajo y de riqueza en nuestra Comunidad Autónoma.
Siete años de experiencia
Recilec cuenta con la experiencia de siete años en la gestión de todo tipo de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.
Además de la citada mayor planta de España ubicada en la localidad sevillana de Aznalcóllar, también cuenta con un Centro Periférico en Loja (Granada) especializado en la clasificación de pilas y acumuladores y en el tratamiento de equipos de aire acondicionado. Actualmente trabajan 60 personas en ambos complejos.
Desde su creación, RECILEC ha gestionado cerca de 100 millones de kilos de todo tipo de RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) lo que supone una gran experiencia tanto en el tratamiento de los residuos como en las operaciones de optimización logística.
Los puntos limpios autorizados en Andalucía suman un total de 125 (Almería 4, Cádiz 11, Córdoba 24, Granada 4, Huelva 9, Jaén 9, Málaga 13 y Sevilla 51).
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