Los tesoros (y peligros) ocultos en los hogares por falta de reciclaje
Vender, donar, eliminar o reciclar: Las empresas austriacas de gestión de residuos hacen un llamamiento a la población para que haga limpieza. Un estudio reciente de VOEB muestra que el 80% de los austriacos conservan ropa, teléfonos móviles, juguetes infantiles o electrodomésticos aunque ya no los necesiten. La economía circular pierde así valiosas materias primas. La generación Z son maestros de la recogida, la generación del baby boom son profesionales de la eliminación.
No sólo en Navidad muchos objetos de casa se quedan obsoletos porque han sido sustituidos por otros nuevos. Pero, ¿qué ocurre con ellos? En un estudio representativo* encargado por la Asociación de Empresas Austriacas de Gestión de Residuos (VOEB), el 90% de los encuestados confirmó que es importante separar correctamente, eliminar y después reciclar todos los objetos que ya no se necesitan. Esto es importante por razones de espacio (47%), en el sentido de una economía circular ecológica (45%) y como contribución a la protección del medio ambiente (38%) y al ahorro de energía (36%). En la práctica, sin embargo, sólo el 20% de los austriacos se desprende sistemáticamente de todo lo que ya no necesita. Cuatro de cada diez encuestados acumulan en casa teléfonos móviles sin uso.
"Artículos como los teléfonos móviles contienen valiosos materiales de desecho que podríamos recuperar mediante el reciclado", explica Gabriele Jüly, Presidenta de la VOEB. "Luego se devuelven al ciclo económico como las llamadas materias primas secundarias y constituyen un importante recurso para la fabricación de nuevos productos". Por ello, la VOEB hace un llamamiento a todos los austriacos para que lleven los objetos que ya no necesitan a la recogida selectiva o a los centros adecuados de recogida de material usado.
El estudio muestra que la Generación Z tiende a acaparar más que los Baby Boomers. Mientras que sólo el 12% de los más jóvenes se deshace realmente de todo lo que ya no necesita, el doble de los encuestados de mayor edad (24%) lo confirma. Los nativos digitales guardan sobre todo aparatos electrónicos como portátiles o accesorios de PC (36%), juegos de ordenador (29%) y videoconsolas (26%), mientras que los Baby Boomers se desprenden en mayor medida de textiles como ropa de cama o manteles (32% frente al 20% de los más jóvenes).
Ya sea después de Navidad o tras el lanzamiento de una nueva versión, los smartphones se suelen sustituir, pero rara vez se desechan. Sin embargo, los teléfonos móviles contienen materiales valiosos como plata, platino, cobre, paladio, tantalio y tierras raras. Si los smartphones y los teléfonos móviles se reciclan, es posible conservar el 80% del valor material. Es alentador que uno de cada dos encuestados done teléfonos móviles viejos a través de campañas de recogida. Casi el 38% guarda los smartphones que aún funcionan para emergencias, otro 20% olvida los móviles estropeados o viejos en el cajón.
En la brecha intención-comportamiento, las personas actúan en contra de su actitud. Por ejemplo, el estudio muestra claramente que reciclar es importante: nueve de cada diez austriacos están de acuerdo en ello. Pero solo el 20% se deshace regularmente de los artículos viejos, lo que permitiría una verdadera economía circular. "Esto es profundamente humano", explica Jüly. "La llamada 'brecha de actitud y comportamiento' describe el hecho de que no siempre es fácil vivir de acuerdo con los propios ideales. Los que puedan motivarse para hacerlo deberían aprovechar el cambio de año para desprenderse de objetos viejos. No importa si los donas, los vendes, te deshaces de ellos o ganas algo de dinero extra. Sería sin duda un propósito de Año Nuevo con sentido".
Según la encuesta, cuando se reciclan productos viejos es por diferentes motivos. Pueden ser de índole personal (más espacio, sentirse liberado), tener un trasfondo económico (ahorrar energía) o hacer algo positivo por el medio ambiente (conservar recursos). Para muchos hogares, sin embargo, la cuestión de la seguridad no es baladí, porque quienes atesoran productos con pilas de litio incorporadas presentan peligro de incendio. Las baterías de litio viejas, en particular, tienden a explotar cuando se exponen a la fricción.
El 5% de los millennials encuestados afirmaron que tiran los teléfonos móviles viejos a la basura residual. Jüly lanza una advertencia: "Esto es sencillamente aterrador y no sólo supone un peligro para todos en casa, sino también para las empresas de gestión de residuos, ya que puede producirse fricción durante el transporte o los procesos y operaciones de reciclado, desencadenando peligrosas explosiones e incendios." Ya sea en juguetes, ordenadores portátiles, smartphones o cigarrillos electrónicos, los peligros se esconden por todas partes. "Los dispositivos con baterías de litio solo deben desecharse en tiendas o en centros de gestión de residuos", concluye Jüly.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Waste Management World. Lee el original aquí]