Navarra aprueba su Plan Integral de Gestión de Residuos 2010-2020
El Gobierno de Navarra ha aprobado hoy en Sesión de Gobierno el Plan Integrado de Gestión de Residuos de Navarra (PIGRN), documento que define los criterios y estrategias de actuación coordinada de las administraciones y los sectores económicos involucrados en la gestión de los residuos urbanos, industriales y agrícolas. Constituye, por tanto, un instrumento de planificación estratégica para la optimización de la asignación de recursos públicos y privados a la gestión de los residuos.
Elaborado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, el nuevo plan sustituye al anterior (1999), estará vigente en el periodo 2010-2020 y se adapta a la Directiva Marco de Residuos 2008/98/CE y al Plan Nacional Integrado de Residuos 2008-2015. Para su redacción, se ha buscado las opiniones de todos los agentes implicados a lo largo de dos procesos de participación y un periodo de exposición pública que se han desarrollado durante 2008-2010.
El PIGRN se estructura en once subprogramas: residuos urbanos, residuos peligrosos, vehículos fuera de uso, neumáticos fuera de uso, pilas y acumuladores, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos; PCB, PCT y aparatos que los contengan, residuos de construcción y demolición, lodos de depuradoras de aguas residuales urbanas y asimilables, residuos de plásticos de uso agrario y residuos industriales no peligrosos. De todos ellos, cabe destacar los residuos urbanos, los residuos de construcción y demolición y los residuos peligrosos por la tipología de los residuos generados y los impactos que provocan.
Para cada subprograma se han fijado objetivos basados en los principios rectores y en la situación actual de cada subprograma, estudio de alternativas de gestión de acuerdo con los objetivos planteados para cada subprograma, medidas concretas para aplicar los objetivos fijados de acuerdo con las alternativas seleccionadas y para cada escalón de la jerarquía de residuos (prevención, reciclado, valorización energética y eliminación), así como indicadores para controlar el seguimiento del PIGRN II y la correcta ejecución de las medidas planteadas.
Principios del PIGRN
El documento deja clara la apuesta por el principio de jerarquía que establece la normativa de la UE, es decir, las 3R (Reducir, Reutilizar y Recuperar) como primera opción. El objetivo es alcanzar el nivel de recuperación de residuos de los países europeos más avanzados: un 52% de recuperación como horizonte para 2020, frente a un 32% actual.
A pesar de los positivos avances de Navarra en reducción y reciclaje, las 3R no dan una solución al 100% de los residuos. Queda una fracción resto que hoy en día se elimina depositándola en vertedero. Actualmente, supone el 68% del total de los residuos urbanos. Con el PIGRN se quiere reducir esta fracción resto al 48%.
Siguiendo el principio de jerarquía, es preciso valorizar los residuos antes de eliminarlos, es decir, tratar de obtener la energía que contienen. La incineración es la opción que mayor energía es capaz de producir, la que menor impacto ambiental tiene asociado y la que tiende hacia el vertido cero de residuos. Es la opción por la que apuesta el PIGRN. El objetivo del PIGRN es valorizar la mayor parte de la fracción resto, para que sólo el 5% de los residuos (escoria) vayan a vertedero.
Por lo tanto, el PIGRN se marca como objetivo para 2020 recuperar el 52% de los residuos, transformar en energía el 43% y llevar a vertedero únicamente el 5% (escorias).
El PIGRN definitivo surge de la participación social
Durante la redacción del Plan se celebró un primer proceso de participación a través de 8 ponencias técnicas con expertos en gestión de residuos entre octubre de 2008 y mayo de 2009.
Tras la aprobación inicial por parte del Gobierno de Navarra el pasado 17 de mayo se puso en marcha un período de exposición pública de seis meses, que duró hasta el 15 de noviembre. En paralelo, tuvo lugar un segundo proceso de participación durante los meses de septiembre y octubre a través de trece jornadas informativas y deliberativas para explicar el contenido del PIGRN y recoger las aportaciones del mayor número de personas.
Modificaciones e incorporaciones
El documento final del PIGRN ha incorporado todas aquellas alegaciones y aportaciones surgidas tras el reciente proceso de participación que mejoraran el documento final
Por un lado, se ha ampliado el ámbito temporal inicial de 2017 a 2020, para poder acompasarlo con la Directiva Comunitaria, estableciendo una actualización a mitad de camino, en 2015. El presupuesto final del PIGRN se reduce un 8% frente a lo inicialmente previsto, estableciéndose en 213 millones de euros.
Asimismo, el documento final cuantifica la reducción de los residuos urbanos en un 10%, con el objetivo de pasar de las 290.000 t. actuales a las 264.960 t. en 2020, y como se ha comentado, se establece un objetivo de reciclado del 52% global de residuos de materiales (papel, metales, biorresiduos, plástico y vidrio de los residuos urbanos) para el año 2020.
Por otro lado, el PIGRN establece la implantación recogida separada de biorresiduos en toda Navarra, marcando como objetivo la recogida del 50% de los biorresiduos generados (56.000 t.). El documento no establece un modelo unificado, y marca un periodo de 12 meses para que las Mancomunidades presenten sus propuestas para alcanzar este objetivo. El PIGRN establece, además, la necesidad de desarrollar un estudio para determinar cuántas plantas de tratamiento de biorresiduos son necesarias además de las existentes.
En relación a las plantas de selección de envases, se señala también la necesidad de desarrollar un estudio sobre la capacidad de necesidades reales y optimización del número y ubicación de plantas a mantener; así como optimización del transporte a plantas. La capacidad de la incineradora se establece en 128.000 t. de residuos urbanos (frente a las 156.000 inicialmente planteadas) más un 30% de residuos urbanos no peligrosos no reciclables.
Por último, se desarrollará un proyecto de ley en un plazo de doce meses que recogerá medidas de carácter técnico (obligaciones de medidas concretas de gestión de bolsas, envases reutilizables…), de carácter económico (incentivar la correcta gestión y desincentivar el vertido de residuos), y de carácter organizativo (optimización de la gestión global).