País Vasco: Licitada una nueva planta de biogás a partir de desechos orgánicos en Bizkaia

Hace una década, apenas se depositaban en el contenedor marrón 3.428 toneladas de residuos orgánicos; hoy en día, esa cantidad se ha multiplicado por cuatro, hasta alcanzar las 13.738. Y es previsible que, a medida que su implantación continúe expandiéndose en el territorio, siga aumentando en el futuro. Tanto, que la actual planta de compostaje de Artigas está al borde de llegar a su límite. La Diputación ha buscado ya una alternativa que permita aprovechar toda esa materia orgánica que cada día separan en sus casas los vizcainos: una nueva planta de metanización que, a partir de esa basura, producirá biogás que podrá ser inyectado en la red de gas natural para generar calor y electricidad. Ubicada en el vertedero de Artigas, el territorio seguirá así la estela de países como Alemania o Suecia, en los que este gas se utiliza sobre todo para propulsar vehículos de transporte público.
Desde que los primeros contenedores marrones llegaran a Bizkaia en 2011 como una prueba piloto en el barrio bilbaino de Deusto, la recogida selectiva de residuos orgánicos ha ido creciendo de forma imparable en el territorio. Actualmente, las instalaciones de Konpostegi, en el ecoparque de Artigas, tienen una capacidad para convertir 12.000 toneladas de esta basura al año en compostaje que luego es vendido tanto a administraciones locales como a entidades privadas. Pero está al límite, y eso que fue ampliada y reformada para poder tratar una mayor cantidad de residuos, y se habilitaron tres plantas comarcales de tamaño más pequeño. Además, se prevé que en los próximos seis años ese volumen de orgánico se incremente hasta las 35.000 toneladas al año, pudiendo incluso alcanzar las 50.000 cuando se imponga la separación selectiva en los municipios. Ni sumando las 6.000 toneladas que las tres plantas comarcales pueden tratar sería suficiente para tratar esa cantidad de residuos orgánicos; además, sería muy improbable que se pudiera dar salida a todo el compost generado.
Por ello, desde la sociedad pública Garbiker, dependiente del departamento de Sostenibilidad y Medio Natural de la Diputación, se han planteado la necesidad de buscar otra opción de valorización para los residuos que llegan en forma de cáscaras de huevo, carne o restos de fruta: producir biogás del que, tras un proceso de depuración, se podrá obtener biometano que podrá ser inyectado en la red de gas natural para poder utilizado como gas renovable. De cumplirse las previsiones de que en el año 2030 se recogieran de forma selectiva 59.050 toneladas de residuos orgánicos (lo que representa un 44% del total), 6.000 se compostarían directamente en las plantas comarcales, otras 3.050 en la actual Bizkaiko Konpostegia y las 50.000 restantes irían a la nueva planta de biometano.
Las opciones de tratamiento de estos residuos van desde el tratamiento biológico, como el propio compostaje y la biometanización, a tratamientos térmicos más complejos, como la gasificación. Actualmente, los más utilizados en Europa son el compostaje y la biometanización. Estos procesos solo se puede aplicar correctamente a los residuos biodegradables, por lo que es necesaria una recogida en origen de forma correcta, que en Bizkaia se garantiza actualmente al ser un contenedor que los ciudadanos utilizan de manera voluntaria. Además, también se aplican métodos biomecánicos una vez se trasladan a la planta, de forma que se pueda extraer y tratar la parte biodegradable, minimizando los impropios que llegan al proceso biológico.
La biometanización que se pondrá en marcha en Artigas es un proceso que degrada la materia orgánica en componentes químicos simples en ausencia de oxígeno, esto es, en condiciones anaerobias. Este proceso de degradación es más delicado de reproducir de forma artificial que el compostaje, dando que implica diversas bacterias activas en diferentes temperaturas, diferentes niveles de PH, etc. El proceso produce un compuesto de fibras, que puede compostarse posteriormente, y un biogás, mezcla de metano, dióxido de carbono y de vapor de agua que, una vez purificado, puede utilizarse como fuente de energía para la producción de calor y electricidad.
La nueva planta de valorización de residuos orgánicos se ubicará en la vaguada de Artigas y ocupará una superficie aproximada de 8.300 metros cuadrados. Se ha elegido esta ubicación para utilizar poder utilizar equipamientos ya existentes, cerca del origen y potencial destino de los residuos recuperados, de forma que se minimiza el impacto ambiental que supone el traslado de los mismos. Tendrá capacidad para tratar 50.000 toneladas al año de esta fracción y constará de varias zonas: una de pretratamiento, al que llegarán los residuos orgánicos y se realizará una criba húmeda; una de digestión, con tres aparatos que es en la que produce el biogás; una de enriquecimiento, y un área final para el compostaje de las fracciones sólidas.
La planta en sí se distribuirá en dos plataformas, situadas a diferentes alturas. Aunque se utilizarán algunas naves existentes, la mayoría serán de nueva construcción. Todas ellas se reacondicionarán o se construirán cerradas, para evitar olores en el entorno. La nueva planta estará preparada también para producir compost con la materia que se ha ido rechazando en cada uno de los procesos y que se mezclará con productos vegetales para contribuir a regular el contenido de humedad y proporcionar la porosidad necesaria para su adecuada aireación. Garbiker ha sacado a licitación la concesión tanto de las obras como de la gestión de la infraestructura, con un valor estimado de 75,6 millones de euros por 50 años.
[Esta noticia fue publicada originalmente en Deia. Lee el original aquí]