Pérdidas y desperdicios de alimentos en América Latina
El derroche de alimentos es una práctica que también se extiende a América Latina y el Caribe (78 millones de toneladas anuales), y es por ello que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) insta a que se reduzcan esas pérdidas, con las que se podría alimentar a la población que pasa hambre.
En su informe “Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en América Latina”, la organización indica que, del total de alimentos anuales desperdiciados en el mundo, el 6 por ciento proviene de este ámbito geográfico. “Esa comida serviría para alimentar a 47 millones de personas”.
El estudio pone de manifiesto que las pérdidas tienen lugar en toda la cadena: el 28 por ciento se produce a nivel de consumidor, otro 28 por ciento en la producción, el 17 por ciento en el mercado y la distribución, el 22 por ciento durante el manejo y almacenamiento, y el 6 por ciento en el procesamiento. En países como Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, Belice y Colombia, las mayores pérdidas se dan en supermercados, ferias libres y almacenes. Se calcula que, con lo que se desecha en esos lugares, se podría alimentar al 64 por ciento de las personas que padecen hambre.
En Guatemala, Costa Rica y Argentina operan los bancos de alimentos, que podrían contribuir a solucionar el problema.
ELIMINAR EL HAMBRE, UNO DE LOS PRINCIPALES OBJETIVOS
Entre los objetivos estratégicos establecidos por la FAO, organización intergubernamental que cuenta con 194 países miembros, dos miembros asociados y una organización miembro, la Unión Europea, es ayudar a eliminar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Porque, a pesar de que el mundo puede producir alimentos suficientes para nutrir adecuadamente a todos sus habitantes, lo cierto es que todavía 805 millones padecen hambre crónica. Entre los niños, se estima que 161 millones menores de cinco años están afectados por la malnutrición crónica, lo que les provoca retraso en el crecimiento, casi 99 millones tienen falta de peso y unos 51 millones sufren malnutrición aguda.
Otro de los objetivos a abordar por esta entidad es hacer que la agricultura, la actividad forestal y la pesca sean más sostenibles y productivas, toda vez que el sector agrícola constituye el medio más eficaz para reducir la pobreza y lograr la seguridad alimentaria. En este sentido, se prevé que la población mundial aumente hasta los 9.000 millones de personas en 2050, estimando que algunas de las tasas de crecimiento demográfico más altas se produzcan en zonas que dependen en buena medida del sector agropecuario.
También se encuentra entre las prioridades de la FAO propiciar sistemas agrícolas y alimentarios inclusivos y eficientes, incrementar los medios de vida ante las catástrofes y reducir la pobreza rural, que sigue estando generalizada, especialmente en Asia meridional y África. No obstante, se han producido importantes avances: en 1990, el 54 por ciento de los habitantes de las zonas rurales en los países en desarrollo vivía con menos de 1,25 dólares diarios. En 2010, la proporción había caído al 35 por ciento.
De esta forma, las actividades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura comprenden cinco esferas principales: facilitar información y apoyar la transición hacia una agricultura sostenible, fortalecer la voluntad política y compartir conocimientos especializados en materia de políticas, reforzar la colaboración público-privada para mejorar la agricultura en pequeña escala, llevar el conocimiento al campo y apoyar a los países a prevenir y mitigar los riesgos.
El presupuesto de la FAO para el período 2014-2015 es de 2.400 millones de USD. De este total, el 41 por ciento proviene de las cuotas aportadas por los Países Miembros, y el 59 por ciento restante se moviliza a través de contribuciones voluntarias de los Miembros y otros asociados.