Reino Unido prohibirá los vapeadores de un solo uso por su riesgo sanitario y ambiental
De todas las medidas ensayadas por el Gobierno de Rishi Sunak para intentar salvar al Partido Conservador de la previsible debacle electoral de este año, la más popular ha resultado ser la campaña antitabaco dirigida a los menores. Downing Street ha impulsado su estrategia con el anuncio de la prohibición absoluta de venta de los cigarrillos electrónicos —también llamados vapeadores— desechables, una alternativa cada vez más reclamada y atractiva para los fumadores.
A principios de siglo, la industria tabaquera estadounidense intentó desesperadamente mil tretas para sobrevivir a los ataques de una sociedad y unas autoridades ya plenamente conscientes de los efectos letales de los cigarrillos. Las cajetillas de Camel, la marca más popular entre adolescentes, pasaron a ser de un azul rejuvenecido y moderno. El camello aparecía dibujado como un personaje cool, y los comercios colocaron la mercancía a una altura visible para los menores. Nada ha cambiado desde entonces.
Los vapeadores desechables son un tipo de cigarrillo electrónico capaces de proporcionar al usuario entre 400 y 600 caladas durante su vida útil. Su precio (unos cuatro euros) es mucho más asequible que el de los aparatos recargables, y los fabrican en diferentes colores, con una amplia variedad de sabores y una forma muy similar a la del cigarrillo tradicional. No necesitan atención ni cuidado. Se usan y se tiran. Son perfectos para los fumadores que quieren abandonar el hábito a través de la transición del vapeo. Pero también pueden ser la trampa para enganchar a los menores.
La cifra de menores que vapean, según el Gobierno británico, se ha triplicado en los últimos tres años. Un 9% de los niños y niñas de entre 11 y 15 años ya está enganchado a este consumo que, bajo la apariencia de ser menos nocivo que los cigarrillos convencionales, provoca la misma adicción. Rellenos con sales de nicotina en forma de líquido, el sabor y el efecto al inhalar es mucho más suave en la garganta, pero pueden contener altas dosis de nicotina —hasta 20 miligramos—, camufladas en sabores de fruta.
En el Reino Unido ya está prohibida la venta de cigarrillos electrónicos a los menores de 18 años. Con la nueva legislación, a la prohibición absoluta de venta de los vapes desechables se sumarán otra serie de medidas para hacer más complicada la adquisición de estos productos. Se restringirá el número de sabores que se pueden ofrecer, y los paquetes que contienen los vapes pasarán a tener un diseño más plano y numerosas advertencias, como ya ocurre desde hace años con las cajetillas convencionales.
“Como primer ministro, tengo la obligación tomar las medidas a largo plazo que considere mejor para el país. Por eso he decidido tomar la drástica decisión de prohibir los vapes desechables, responsables del incremento en el número de menores que fuman”, ha defendido Sunak. “Todavía desconocemos los efectos a largo plazo del vapeo, y la nicotina que contienen estos productos puede ser altamente adictiva. Se ha convertido en un método que puede ser útil para los fumadores que quieren dejar el hábito, pero es inaceptable que se intente promocionar entre los menores”, ha añadido el primer ministro.
En España, este tipo de dispositivos todavía está permitido, pero Sanidad ha anunciado que trabaja en la prohibición de los vapeadores desechables por su impacto en la salud y en el medioambiente.
El Gobierno de Sunak confía en ser capaz de tener aprobadas las nuevas medidas antes de que acabe el año, y antes entonces de las elecciones generales. No hay fecha oficial, pero el consenso las sitúa a mediados de noviembre.
Para agilizar el trámite, Downing Street podría incorporar la prohibición de los vapeadores desechables en la vigente Ley de Protección del Medioambiente. Cada semana se arrojan a la basura cinco millones de artefactos desechables. Cada uno contiene la batería necesaria para activarlo. A lo largo de un año, la cantidad acumulada supone el equivalente a las baterías de litio de 5.000 vehículos eléctricos.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El País. Lee el original aquí]