Restaurantes de París convierten sus restos de comida en biogás y compost
Un grupo de restaurantes de París se ha puesto manos a la obra y están convirtiendo los restos de comida en biogás y compost. Esta acción se realiza de cara a una nueva ley que obligará a miles de establecimientos de comida en Francia a reciclar sus residuos orgánicos.
Unos 80 restaurantes, servicios de restauración y hoteles, de toda índole, incluyendo restaurantes con estrellas Michelín, se inscribieron en un proyecto piloto para recoger sus desechos de alimentos, que se utiliza para generar biogás y producir electricidad y calor , así como abono para granjas de las afueras de París .
La iniciativa, lanzada a principios de este mes , se produce antes de un endurecimiento de la legislación ambiental que en 2016 obligará a uno de cada cinco restaurantes a reciclar sus residuos orgánicos o se enfrentarán multas de hasta 75.000 euros.
Francia, que se había quedando por detrás de los países del norte de Europa en el reciclaje, está impulsando los esfuerzos para convertir los residuos orgánicos en metano y compost, ya que trata de reducir los vertederos, las incineración y los gases de efecto invernadero.
En la asociación de establecimientos además de anticiparse a la ley, se sienten contentos de que alguien recoja su basura y le de un valor para un nuevo uso.
COMPOST
Desde 2012 , Francia obliga a las empresas a reciclar sus residuos orgánicos si se producen más de 120 toneladas/año, pero ese umbral se reduce gradualmente hasta incluir no sólo a los supermercados y las empresas agroalimentarias, sino también los comedores de empresa, hospitales y otras cocinas colectivas.
Las empresas de servicios medioambientales Veolia y Suez Environnement están invirtiendo en plantas de energía de biogás como combustible para reciclar los residuos orgánicos de fabricantes de alimentos de la talla de Danone y tiendas Carrefour.
A partir de este año, todo aquel que tenga una producción de 40 toneladas de residuos al año, y desde 2016 esto bajará a 10 toneladas (unos 33 kilos al día), estarán obligados a reciclar sus residuos orgánicos. Esta normativa afectará a restaurantes de unas 150 raciones/día – en total cerca de un quinto de todos los restaurantes.
Según Herve Dutruel de la empresa Bionerval, que trata los residuos de los restaurantes parisinos en una planta de biogas al sur de París, “Desde 2016 , el número de restaurantes afectados por este Reglamento se incrementará de manera exponencial”.
En tanques enormes, las bacterias convierten los desechos en gas metano, que al quemarse hace funcionar una turbina que genera 2MWh de energía eléctrica – tanto como un aerogenerador. Después de la metanización, los residuos se convierten en abono y se utilizan como fertilizante en las granjas de la región.
Por ahora, la empresa sólo controla unas 5.000 toneladas de residuos de alimentos al año, de unos 700 restaurantes (principalmente bares y algunos proyectos de demostración en las escuelas) pero espera que el volumen crezca rápidamente en los próximos años . Bionerval planea construir dos o tres plantas más de biogás.
Los especialistas dicen que Francia está muy por detrás de países como Alemania, Austria, Dinamarca, Bélgica y los Países Bajos, que tienen diferentes sistemas de recogida de residuos orgánicos obligatoria, incluso para los hogares, así como restaurantes.
El proyecto piloto de París – cuyo costo asciende a 450.000 € está financiado por la agencia de medio ambiente francés Ademe y la unión de restaurantes Synhorcat – tiene como objetivo recoger 200 toneladas de residuos en los próximos seis meses y se espera que más de 25.000 restaurantes de París se unan antes de que la normativa se endurezca.
Philippe Thauvin, especialista de Ademe, dijo que los costes de recogida se estiman en alrededor de 200 € por tonelada, más otros 60 a 80 € / tonelada para la metanización.
Para Didier Chenet, presidente de la asociación de restaurantes Synhorcat, “Esta es la primera operación de tamaño significativo en Francia en el área de la metanización”, y agregó que Francia está muy por detrás de sus vecinos del norte en este área.
También ha comentado que una vez el plan piloto de logística en París esté acabado, se pondrá en marcha esta misma iniciativa en otras ciudades francesas. “No se trata de considerar este plan como una carga, sino más bien como una oportunidad de devolver a la tierra lo que ella nos proporciona”.