¿Retornar o Reciclar?
En primer lugar, el incremento en las cifras de envases reciclados en los países donde se ha implantado un Sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR), como Alemania, Bélgica, Reino Unido, varios estados de EEUU y una treintena más de países. El “premio” que representa la recuperación del valor del depósito estimula el retorno, por parte de los propios compradores, o incluso de personas que encuentran así una forma de obtener pequeños ingresos recogiendo lo que otros dejan abandonado en las calles.
Más reutilización, mejor reciclaje, menos residuos, ahorro de costes, distribución equitativa de las responsabilidades. Este es el resultado al que aspira el SDDR.
Por otro lado, la especificidad de los envases que se devuelven hace que la calidad del material que se obtiene del reciclaje de las partes plásticas sea superior en rentabilidad económica. Este retorno selectivo, además, reduce drásticamente los contenidos que van a parar a los contenedores de la calle, reduciendo de esta manera la frecuencia con la que hay que hacer la recogida, lo que redunda en un ahorro importante para los municipios , es decir, para los ciudadanos.
Aumentar el porcentaje de materiales que se recogen de manera selectiva representa una manera clara de hacer que las empresas que generan los envases cumplan con el espíritu de la ley. Con la letra ya cumplen, porque pagan por reciclar lo que se recoge, pero que se recoja más o menos no es problema suyo. El gasto derivado de recoger, transportar, almacenar o incinerar lo que no ha sido recogido de forma selectiva lo pagamos entre todos.
Más reutilización, mejor reciclaje, menos residuos, ahorro de costes, distribución equitativa de las responsabilidades. Esta es la propuesta que en España, y de manera especial en Cataluña, impulsa la asociación Retorna, integrada por industriales del reciclaje, ONGs, Sindicatos, Sectores medioambientalistas y consumidores. Su crecimiento es realmente importante, y cada vez son más los ayuntamientos catalanes que han suscrito su petición de cambios en el sistema. Entre ellos, los de Barcelona, Girona, Artesa de Lleida o Cervera, por poner ejemplos grandes y ejemplos cercanos. El ayuntamiento de Lleida de momento no ha apostado por esta iniciativa.
Las organizaciones contrarias a este sistema, encabezadas por Ecoembes y Ecovidrio, actuales gestoras del llamado Sistema integrado de gestión (SIG), justifican su posición en el hecho de que no sólo se cumplen los mínimos establecidos por Europa, sino que se superan con creces. Exponen, además, que las cifras que aporta Retorma están obsoletas, que año tras año el porcentaje de envases reciclados a partir de la recogida selectiva aumenta de manera significativa, que en estos momentos ya se recicla el 70 % de los envases que se ponen en circulación en el mercado, y que lo que hace falta es seguir aumentando la conciencia y la formación ciudadana, así como seguir evolucionando en las instalaciones de reciclaje que realizan la separación final de los productos. Por otra parte, los estudios presentados por Ecoembes, contrariamente a los que presenta Retorna, mantienen que el coste de la implantación del sistema de depósito y retorno es muy superior a los beneficios que se podrían obtener.
No es fácil decir quién tiene razón, porque no es fácil sin ser auténticos especialistas desmontar estudios firmados en ambos casos por expertos. Pero resulta razonable pensar que el Sistema de depósito, devolución y retorno no debe ser tan catastrófico, ni en la gestión de los residuos ni en los costes, si en tantos países se aplica. Su aplicación, además, no sustituye al Sistema integrado de Gestión, sino que lo complementa. Así, la misma Ecoembes reconoce que sólo el 53,6% de los envases de plástico son reciclados, y este es un campo en el que el SDDR se muestra especialmente eficaz.
Sin duda, una alternativa que hay que tomar en consideración por razones ambientales, pero también por cuestiones económicas. En cualquier caso, el mejor envase será siempre aquel que no ha sido necesario utilizar y, en segundo lugar, aquel que es reutilizado. El horizonte ideal, naturalmente, el residuo 0.