Sogama disminuye un 18% los residuos depositados en el vertedero de Areosa
La Sociedade Galega do Medio Ambiente (SOGAMA) logró disminuir en un 18,17 por ciento las cantidades de residuos desviadas al vertedero controlado de Areosa (Cerceda) a lo largo de 2012. Si en 2011 los desechos vertidos ascendían a 312.899,84 toneladas, el pasado año se redujeron hasta las 256.057 toneladas, lo que supone depositar un 18,17% menos residuos en el vertedero.
Ello fue posible, entre otros factores, gracias al incremento de la eficiencia del complejo medioambiental, que alcanzó 554.317,98 toneladas valorizadas, un 2,32 por ciento más que en el 2011, superando incluso la capacidad nominal de esta infraestructura, situada en un máximo de 550.000 toneladas anuales.
Los datos comparativos entre el 2012 y el 2009 también revelan una tendencia a la baja, pues durante ese período el depósito de residuos en el vertedero de Areosa descendió un 28 por ciento y casi 100.000 toneladas menos (de 354.683 toneladas a 256.057).
Y si la comparativa se hace con respecto al año 2008, las diferencias son todavía más notorias, toda vez que estaríamos hablando de un 15 por ciento más de desechos procesados en el complejo cercedense durante el 2012 y un 38,29 por ciento menos de basura destinada a vertedero.
Así, el esfuerzo de Sogama se enmarca en el plan autonómico de gestión de residuos urbanos definido por la Xunta de Galicia para el período 2010-2020, que prevé, entre otros objetivos, disminuir las tasas de vertido, pasando del 53 por ciento actual al 24 por ciento. Tal y como se recoge en el documento de referencia, el fin último es que sólo se destine a vertedero aquella parte de los desperdicios que no pueden ser reutilizados ni reciclados, pero tampoco valorizados material ni energéticamente.
El plan pretende cumplir de forma rigurosa con la normativa vigente en la materia y seguir las recomendaciones de la Unión Europea, respetando la gestión jerárquica propuesta por ésta y en la que debe primar la aplicación de la estrategia de las tres erres, esto es, reducir, a través de un consumo responsable, las cantidades de residuos producidas; reutilizar los productos el mayor número de veces posible hasta agotar su vida útil; y separar los desechos por tipologías, depositándolos en los contenedores apropiados para que pueden ser reciclados, gesto que garantizará un notable ahorro energético y de materias primas, pero también económico para las arcas locales. En este sentido, no debe olvidarse que los concellos reciben ingresos por parte de los Sistemas Integrados de Gestión, que varían en función de la cantidad y calidad de los materiales destinados a la industria transformadora.
Para la parte no reciclable, Europa apuesta de lleno por la recuperación energética, cometido asumido por Sogama en Galicia, logrando convertir en electricidad aquella parte de la basura que, dadas sus características, no se puede destinar a otros usos. La opción del vertedero se relega a último lugar por ser la menos recomendable dado su notable impacto sobre el medio ambiente y la salud de las personas.
Y estos son precisamente los pasos que aplican a rajatabla los Estados del norte, resultando ser los que más reciclan, pero también los que más incineran y menos vierten, con niveles inferiores al 5 por ciento. En España, por su parte, la situación es bien distinta. Con una tasa de valorización energética de tan solo el 9 por ciento, el vertido se dispara hasta el 58 por ciento; una situación insostenible que no solo no consigue resolver la problemática medioambiental representada por la basura, sino que la perpetúa en el tiempo al desperdiciar los recursos contenidos en los mismos.
Las ventajas del compostaje doméstico
A fin de ayudar a los municipios a reducir los costes que entraña la gestión de los desechos urbanos, desde hace tres años Sogama lleva a cabo un programa de compostaje doméstico que se ha hecho efectivo en el ámbito rural de más de una veintena de localidades gallegas, incorporando al mismo a cerca de 1.200 viviendas que ya se encuentran fabricando su propio compost con excelentes resultados. De esta forma, la Sociedad pretende contribuir a disminuir la frecuencia de recogida de los contenedores convencionales, así como el importe de la factura que los concellos deben hacer efectiva por el tratamiento final de la basura convencional.
A las ventajas económicas de esta iniciativa, cabría añadir las medioambientales, consiguiendo cerrar el ciclo de aprovechamiento de la materia orgánica en origen, y sociales, evitando los continuos desplazamientos de la población a los contenedores, por lo general distanciados de las casas rurales debido a la alta dispersión de la población.
El programa de autocompostaje se acompaña de cursos de formación, edición de material divulgativo, visitas de seguimiento puerta a puerta y caracterización del abono final obtenido para comprobar si éste cumple con los requisitos de calidad para ser aplicado en jardines, huertos y tierras de cultivo con absolutas garantías, tal y como así ha sido hasta ahora.
Ello fue posible, entre otros factores, gracias al incremento de la eficiencia del complejo medioambiental, que alcanzó 554.317,98 toneladas valorizadas, un 2,32 por ciento más que en el 2011, superando incluso la capacidad nominal de esta infraestructura, situada en un máximo de 550.000 toneladas anuales.
Los datos comparativos entre el 2012 y el 2009 también revelan una tendencia a la baja, pues durante ese período el depósito de residuos en el vertedero de Areosa descendió un 28 por ciento y casi 100.000 toneladas menos (de 354.683 toneladas a 256.057).
Y si la comparativa se hace con respecto al año 2008, las diferencias son todavía más notorias, toda vez que estaríamos hablando de un 15 por ciento más de desechos procesados en el complejo cercedense durante el 2012 y un 38,29 por ciento menos de basura destinada a vertedero.
Así, el esfuerzo de Sogama se enmarca en el plan autonómico de gestión de residuos urbanos definido por la Xunta de Galicia para el período 2010-2020, que prevé, entre otros objetivos, disminuir las tasas de vertido, pasando del 53 por ciento actual al 24 por ciento. Tal y como se recoge en el documento de referencia, el fin último es que sólo se destine a vertedero aquella parte de los desperdicios que no pueden ser reutilizados ni reciclados, pero tampoco valorizados material ni energéticamente.
El plan pretende cumplir de forma rigurosa con la normativa vigente en la materia y seguir las recomendaciones de la Unión Europea, respetando la gestión jerárquica propuesta por ésta y en la que debe primar la aplicación de la estrategia de las tres erres, esto es, reducir, a través de un consumo responsable, las cantidades de residuos producidas; reutilizar los productos el mayor número de veces posible hasta agotar su vida útil; y separar los desechos por tipologías, depositándolos en los contenedores apropiados para que pueden ser reciclados, gesto que garantizará un notable ahorro energético y de materias primas, pero también económico para las arcas locales. En este sentido, no debe olvidarse que los concellos reciben ingresos por parte de los Sistemas Integrados de Gestión, que varían en función de la cantidad y calidad de los materiales destinados a la industria transformadora.
Para la parte no reciclable, Europa apuesta de lleno por la recuperación energética, cometido asumido por Sogama en Galicia, logrando convertir en electricidad aquella parte de la basura que, dadas sus características, no se puede destinar a otros usos. La opción del vertedero se relega a último lugar por ser la menos recomendable dado su notable impacto sobre el medio ambiente y la salud de las personas.
Y estos son precisamente los pasos que aplican a rajatabla los Estados del norte, resultando ser los que más reciclan, pero también los que más incineran y menos vierten, con niveles inferiores al 5 por ciento. En España, por su parte, la situación es bien distinta. Con una tasa de valorización energética de tan solo el 9 por ciento, el vertido se dispara hasta el 58 por ciento; una situación insostenible que no solo no consigue resolver la problemática medioambiental representada por la basura, sino que la perpetúa en el tiempo al desperdiciar los recursos contenidos en los mismos.
Las ventajas del compostaje doméstico
A fin de ayudar a los municipios a reducir los costes que entraña la gestión de los desechos urbanos, desde hace tres años Sogama lleva a cabo un programa de compostaje doméstico que se ha hecho efectivo en el ámbito rural de más de una veintena de localidades gallegas, incorporando al mismo a cerca de 1.200 viviendas que ya se encuentran fabricando su propio compost con excelentes resultados. De esta forma, la Sociedad pretende contribuir a disminuir la frecuencia de recogida de los contenedores convencionales, así como el importe de la factura que los concellos deben hacer efectiva por el tratamiento final de la basura convencional.
A las ventajas económicas de esta iniciativa, cabría añadir las medioambientales, consiguiendo cerrar el ciclo de aprovechamiento de la materia orgánica en origen, y sociales, evitando los continuos desplazamientos de la población a los contenedores, por lo general distanciados de las casas rurales debido a la alta dispersión de la población.
El programa de autocompostaje se acompaña de cursos de formación, edición de material divulgativo, visitas de seguimiento puerta a puerta y caracterización del abono final obtenido para comprobar si éste cumple con los requisitos de calidad para ser aplicado en jardines, huertos y tierras de cultivo con absolutas garantías, tal y como así ha sido hasta ahora.
Vía SOGAMA
Foto de minghong (cc)
Cerceda A Coruña
Gestores de residuos en Galicia