Suecia, ejemplo en el ámbito de la gestión sostenibles de los residuos urbanos
Suecia se ha convertido en todo un referente en el ámbito de la gestión y tratamiento sostenibles de los residuos urbanos. Si bien el país produce como media la misma cantidad de basura que cualquier otro Estado miembro (alrededor de 462 kilos por habitante y año), lo cierto es que tan solo deposita en vertedero el 1 por ciento. Ello es posible gracias a que cuenta con 32 plantas de valorización energética que llevan operando desde hace años y que se encargan de transformar en energía 2 millones de toneladas de desperdicios no reciclables. De hecho, la incineración con recuperación energética supone en el país escandinavo el 52 por ciento, mientras que el reciclaje representa el 32 por ciento y el compostaje el 15 por ciento.
Estas instalaciones generan calor para la calefacción de cerca de un millón de hogares y electricidad a un cuarto de millón. De ahí que no sea de extrañar que se ubiquen en núcleos urbanos, cerca de los centros de generación de desechos, pero también de aprovechamiento energético.
No obstante, el impacto de la infraestructura referenciada es prácticamente inexistente, toda vez que sobre la misma, al igual que en el resto de los países europeos, pesa la normativa medioambiental más exigente, superando incluso la aplicada en otras industrias. Tecnologías de última generación permiten un exhaustivo control de todo el proceso, encontrándose todas las emisiones a la atmósfera muy por debajo de los límites fijados por la legislación vigente en la materia.
Con este sistema, los suecos no solo reducen el vertido, sino su dependencia de los combustibles fósiles. Tal y como asegura el portavoz de una de las mayores compañías energéticas “Un buen dato para recordar es que tres toneladas de residuos contienen la misma energía que una tonelada de fuel oil”. Esto significa que los dos millones de toneladas de desperdicios incineradas anualmente en Suecia producen un ahorro de combustible del orden de 670.000 toneladas. Pero no contentos con este porcentaje, este país del norte de Europa incluso importa basura de otros Estados para valorizar energéticamente.
La situación en España es bien distinta. Con una generación de 464 kilos por habitante y año, nuestro país incinera tan solo el 10 por ciento (contando con 10 plantas de recuperación energética), recicla el 17 por ciento y composta el 10 por ciento. Esto tiene una fácil traducción: envía a vertedero el 63 por ciento de los residuos que produce; una cifra insostenible desde la dimensión ambiental, económica y social.
Vía: Sogama
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