Tratamiento adecuado de las lámparas de bajo consumo
La utilización de las bombillas de bajo consumo supone un ahorro importante en la factura de la luz y en general una disminución del consumo energético, pero no todo son buenas noticias. La vida de estas bombillas es aproximadamente de tres años considerando un uso diario de ocho horas, y en el momento en que dejan de ser útiles la mayor parte de ellas acaban en la basura, lo que puede contribuir de forma importante a la contaminación ambiental por metales pesados.
El desconocimiento de los usuarios de los riesgos que conllevan este tipo de bombillas, tanto para el medio ambiente como para el propio ser humano, hace que la forma de reciclar dichas bombillas no sea la correcta.
¿Como reciclar adecuadamente una bombilla de bajo consumo?
¿Como reciclar adecuadamente una bombilla de bajo consumo?
Cuando el foco se funde o deja de funcionar adecuadamente, se debe retirar manipulándolo con cuidado para evitar su rotura y depositarlo en un centro de recogida adecuado para que se proceda a su reciclaje y/o descontaminación. Los ciudadanos pueden encontrar los puntos de recogida más proximos consultando al ayuntamiento o a través de asociaciones como Ambilamp (enlace al localizador de puntos de recogida) o la fundación EcoRaee's (enlace a consulta puntos de recogida).
Si el foco se rompe la contaminación es directa al escapar los gases de mercurio contenidos en su interior. Es este caso lo prioritario es ventilar adecuadamente el local (al menos durante 15 minutos). Después debemos de manipular con cuidado el foco roto, siendo conveniente el uso de guantes, introduciéndolo en una bolsa doble y depositarlo igualmente en un punto de recogida.
La cantidad de mercurio que contiene una única bombilla oscila entre los 5 y los 20 miligramos de mercurio. La exposición a una concentración elevada de vapor de mercurio puede producir irritación de garganta, tos, dificultad para respirar, inflamación de la piel, aumento de la presión arterial, náuseas, vómitos, cefaleas y pérdida de la memoria. Además la contaminación por mercurio, además de ser un elemento cancerígeno, puede ocasionar daños en los riñones, el cerebro y la vista.
La cantidad de mercurio que contiene una única bombilla oscila entre los 5 y los 20 miligramos de mercurio. La exposición a una concentración elevada de vapor de mercurio puede producir irritación de garganta, tos, dificultad para respirar, inflamación de la piel, aumento de la presión arterial, náuseas, vómitos, cefaleas y pérdida de la memoria. Además la contaminación por mercurio, además de ser un elemento cancerígeno, puede ocasionar daños en los riñones, el cerebro y la vista.
La doctora en ciencia médica de la Universidad de Brown (Rhode Island, EEUU), informó que la presencia de este elemento puede perjudicar especialmente a los niños y a las mujeres gestantes, pudiendo causar causar discapacidades en los embriones.