Un arrecife artificial hecho de neumáticos provoca la desaparición de la vida acuática en Fort Lauderdale

En las costas de Fort Lauderdale (Florida, Estados Unidos), se arrojaron al agua más de dos millones de viejos neumáticos, con el objeto de crear un arrecife de coral artificial. Pero en lugar de formar un nuevo ecosistema, provocaron la desaparición de toda la vida acuática del lugar.
La pretensión era construir el mayor arrecife artificial del mundo y transformarlo en un lugar propicio para rutas alternativas de buceo.
La idea parecía sencilla y viable, crear un nuevo hábitat marino y formar sitios alternativos para el buceo, a fin de evitar el desgaste que tantas visitas causaban a los arrecifes coralinos naturales, eliminando de paso los neumáticos que saturaban los basureros. Todo el mundo se apresuró a convertir el fondo marino en el esperado arrecife. Mas de dos millones de neumáticos fueron hundidos en las costas de Fort Lauderdale.
El resultado, 40 años después, sólo ha favorecido a los vertederos, que estaban saturados de neumáticos, ya que se ha transformado en un gran problema ecológico para la zona.
En 1972, el profesor Ray McAllister, de la Universidad Atlántica de Florida, tuvo la idea de desarrollar un nuevo hábitat marino en las aguas de Fort Lauderdale. Se le ocurrió que si se arrojaban viejos neumáticos al fondo del mar, los corales se fijarían a ellos formando un gran arrecife capaz de albergar una variada y prolífera vida marina. Al mismo tiempo, serviría para evitar la acumulación de esos viejos neumáticos en los basurales.
La iniciativa de McAllister contó con la aprobación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, y el auspicio del fabricante de neumáticos Goodyear. Numerosas empresas y particulares entusiastas dieron su apoyo donando un total de dos millones de cubiertas de vehículos en desuso, y una flotilla de botes y lanchas pertenecientes a más de 100 voluntarios colaboraron para trasladar los neumáticos hasta el lugar designado para la formación del arrecife artificial.
Todos estaban convencidos de estar favoreciendo al medio ambiente con su labor. Inclusive, para conmemorar el histórico momento de la creación del “arrecife artificial”, un representante de la compañía Goodyear arrojó al agua un neumático pintado especialmente de color dorado.
Sin embargo, las cosas no salieron según lo previsto, sino todo lo contrario. Ya sea porque el caucho segregaba alguna sustancia tóxica para el coral, o porque su superficie no servía para el objetivo propuesto, el coral no se aferró a las cubiertas como se esperaba, y el arrecife soñado jamás se produjo. Las sogas que unían a las cubiertas entre sí terminaron desintegrándose y esparciendo los neumáticos en una superficie de más de 14 hectáreas.
Con el paso de las décadas, la situación empeoró mucho más. Una buena parte de los neumáticos terminó enterrada en el lecho marino, y los productos químicos que se fueron diluyendo provocaron la extinción de casi toda la vida acuática de la zona. Muchas de las cubiertas fueron devueltas a la costa por la acción de las mareas, ensuciando y contaminando las playas. Para colmo de males, en los últimos años los neumáticos han comenzado a extender su influencia tóxica a los arrecifes de coral vecinos, provocando una catástrofe ecológica de enormes proporciones.
El arrecife natural, a unos 21 metros bajo la superficie marina, ha perdido su aspecto original, dado que los neumáticos están destruyendo la vida marina e impiden el crecimiento del coral.
Todo un desastroso proyecto que las autoridades de Estados Unidos han reconocido que cometieron un grán error en los años 70 que les puede llevar al desastre las magníficas costas de Florida.