Un tratamiento asfáltico que elimina contaminantes se ensayará en Chamberí (Madrid)
El objetivo final del proyecto es probar a escala real un tratamiento superficial para asfaltos capaz de eliminar los óxidos de nitrógeno (NOx) procedentes del tráfico de vehículos en las ciudades. En concreto, el producto se ensayará en el barrio de Chamberí, en Madrid, en una superficie cercana a los 80.000 metros cuadrados.
La iniciativa, que comenzó en octubre del año pasado y se extenderá hasta 2016, cuenta con un presupuesto cercano a los 1’79 millones de euros de los cuales la Comisión Europea aportará 740.000 a través del Programa LIFE+.
Como explica José Fermoso, responsable del proyecto en el centro tecnológico Cartif, el trabajo tiene su origen en un proyecto anterior, el Fénix (Investigación estratégica en carreteras más seguras y sostenibles), financiado por el Programa Cenit del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial. “En una de sus tareas, la de Nanomateriales, buscamos alguna forma para que las carreteras captaran la contaminación de los vehículos que circulan por ellas. Queríamos oxidar los NOx, que una vez que salen por el tubo de escape de los vehículos tienen una vida media muy corta, ya que en poco tiempo se transforman en NO2, que es uno de los parámetros ambientales que se miden en las ciudades”.
El sistema ideado se basa en una reacción química inducida por la radiación solar. Los investigadores han desarrollado una formulación a partir de un elemento fotocatalizador, el dióxido de titanio (TiO2 ), capaz de transformar el NO2 (un gas) en NO3- (un sólido), un nitrato o sal que a través de la lluvia o la limpieza de las calles termina en la depuradora, donde se procesa como un contaminante más, eliminándolo de la atmósfera.
El producto desarrollado, que se encuentra en proceso de patente, se aplica a los asfaltos en modo spray y tiene durabilidad aproximada de tres años, aunque esta vida útil puede diferir en función de distintas variables como el tipo de pavimento o la circulación del tráfico.
El fin último del LIFE Equinox es demostrar que este producto es efectivo a escala real, en un área con un tráfico denso que sea representativa. “Hemos comprobado que a nivel de laboratorio la tecnología funciona muy bien, pero necesitamos probarla en un demostrador real, en una ciudad y en un tramo relativamente amplio. Queremos comprobar si realmente es interesante implementar esta tecnología para mejorar la calidad ambiental de una ciudad”, detalla Fermoso.
De este modo, los socios del proyecto han establecido como “micro-ciudad” demostradora un espacio de unos 80.000 metros cuadrados situado en el barrio de Chamberí, en el entorno de calles tan transitadas como Alberto Aguilera o Cea Bermúdez. “El objetivo es utilizar varias calles y comprobar que al aplicar la tecnología obtenemos un efecto beneficioso en todo el área, no solo en un punto concreto”, apunta el investigador.
De aquí a final de año los socios del proyecto prevén desplegar la red de sensores para medir los parámetros de contaminación en la superficie de estudio. Ya en 2015, el objetivo es aplicar el producto y registrar los datos. Cartif se encargará de llevar a cabo la sensorización y de fabricar la cantidad de producto necesaria, en torno a 25.000 litros. Los resultados finales del proyecto estarán disponibles para su consulta y, si son positivos, se podrán replicar en otras ciudades europeas.