Aprobado en Valencia proyecto para procesar los restos forestales y convertirlos en combustible para calefacción en edificios públicos
El Ayuntamiento de Serra ha aprobado un proyecto para procesar los restos forestales y convertirlos en un combustible que se utilizará para la calefacción de los edificios públicos, una medida con la que se pretende ahorrar 70.000 euros anuales a las arcas municipales.
De esta forma, según ha informado el consistorio en un comunicado, Serra va a ser el primer ayuntamiento de la provincia de Valencia que generará este tipo de energía, que fomenta el ahorro económico y la preservación del medio ambiente.
El proceso para crear biomasa y usarla como combustible ha surgido para que el consistorio se ahorre “los más de 60.000 euros anuales que teníamos que destinar para el tratamiento de las 1.300 toneladas de residuos verdes que generábamos anualmente”, ha destacado el alcalde de la localidad, Xavier Arnal.
La situación geográfica de Serra, enclavada en mitad de la Sierra Calderona, permitirá tratar unas 700 toneladas de los residuos vegetales producidos en la zona para convertirlos en la biomasa que hará funcionar los sistemas de calefacción de los edificios municipales, a la vez que se fomenta el desarrollo de técnicas respetuosas con el medio ambiente.
Por el momento, este sistema de calefacción se ha instalado en la guardería infantil de Serra, pero está previsto que se extienda a otras dependencias como el ayuntamiento, el centro médico o el juzgado de paz.
Residuos procedentes de trabajos forestales
Además, en el proyecto se incluye la creación de una empresa pública que se encargará de gestionar y comercializar ese residuo vegetal de los bosques, así como de elaborar el combustible.
La técnica para abastecer los sistemas de calefacción se inicia con la recolección de los residuos verdes procedentes de los parques, jardines, de las labores agrícolas o de los propios trabajos forestales.
Tras un proceso de selección y triturado de la masa vegetal, se procesa el producto hasta obtener los conocidos como ‘pellets‘, una especie de cápsulas alargadas que se introducen en las calderas de biomasa y que funcionan como combustible ecológico.
Este proyecto implicará, más allá del ahorro económico en combustible tradicional, una disminución de 22 toneladas anuales en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y también contribuirá a reducir el riesgo de incendios forestales en la zona.