Baleares: El modelo puerta a puerta genera discordia meses después de implantarse en Menorca
En noviembre de 2023 se inauguró en Menorca la nueva metodología de recogida de residuos puerta a puerta, un sistema que, por ahora, se ha implementado en sólo dos municipios aunque está previsto que llegue a toda la isla y que desde los inicios ha cosechado críticas furibundas y elogios ambientales a partes iguales. El Puerta a Puerta consiste en retirar de los núcleos urbanos los clásicos contenedores de colores destinados al cartón, plástico y vidrio, respectivamente, y entregar un cubo contenedor por domicilio, en el que se fracciona y separa la basura por día y por residuo. Según afirman desde el Consell Insular de Menorca, el objetivo de esta forma de recolección de basuras es aumentar el porcentaje de residuos reciclados. Antes de la implementación del sistema, en Menorca se reciclaba cerca del 20% del total de residuos producidos.
Según afirman desde el Consorcio de Residuos, desde el pasado mes de noviembre, los municipios en que se ha implementado el puerta a puerta han visto crecer significativamente el porcentaje. Este incremento se produce gracias a que la separación domiciliaria de las basuras facilita (según las directrices del programa) un mejor procesamiento de los residuos una vez llegados al área de gestión del Parc de Milà. “Con el nuevo Puerta a Puerta, podemos llegar a cifras de recogida separada de más del 70%”, insisten desde el Consorcio, quienes añaden que “garantizar la correcta separación de nuestros residuos no es sólo un deseo, es un deber recogido en la ley”.
Durante las semanas previas a la implantación del puerta a puerta, el pasado mes de noviembre, los ayuntamientos de Maó y Es Castell impulsaron rondas de reuniones informativas, especialmente en los vecindario de las primeras urbanizaciones involucradas (Sant Climent, Es Canutells, Binidalí, Binixíquer y Llucmaçanes) con el objeto de facilitar información “de primera mano sobre el funcionamiento del servicio, así como todo el material necesario para utilizarlo”. Poco después, los vecinos recibieron un “cubo multi fracción” y otro “aireado” donde van los residuos, clasificados en tipos distintos (textil sanitario, papel y cartón, orgánico, vidrio, envases ligeros y restos), uno por día de la semana.
En Menorca, el sistema comenzó a mostrar algunas deficiencias y existe cierta incomodidad entre grupos de vecinos de Es Castell y Maó, que se han organizado en la llamada 'Plataforma Solo Menorca', un espacio autodefinido como “sin ideologías políticas” que, según aseguran, agrupa a “gente de distintas sensibilidades e inclinaciones” y cuyo principal acuerdo es oponerse fervientemente a la implantación del sistema puerta a puerta.
El debate sobre cómo reciclar es una discusión de interés público siempre legítima. Sin embargo, la impugnación a todo el programa puerta a puerta por parte de la Plataforma incluye un viso ideológico en torno a los derechos individuales que va más allá de cómo y qué reciclar. En diálogo con El Diario, la portavoz del colectivo, Mar, asegura que, de fondo, la intención es oponerse a la Agenda 2030, a la que vinculan directamente con la implementación del sistema de reciclaje.
“A nosotros nos parece maravilloso que el océano esté limpio y que se quiera reciclar, pero debería haber un reciclaje real. Esto tiene que ver con la Agenda 2030 y desde la Plataforma nos posicionamos absolutamente en contra porque consideramos que busca el control del individuo”, añade Mar, haciéndose eco de algunos de los bulos difundidos por la extrema derecha contra los 17 objetivos de desarrollo sostenible que contemplan el fin de la pobreza, la igualdad de género, el agua limpia y la acción por el clima.
La portavoz señala una alternativa posible, aunque sin aclarar cómo podría desarrollarse concretamente. “Para nosotros el mejor sistema sería uno con contenedores inteligentes con tarjeta magnética. También creemos que es clave que sean contenedores con horarios libres, es decir que la gente pueda acceder siempre que necesite y por último que se haga una inversión y un estudio profundo de la planta de Milà”.
Un operario con larga trayectoria en la gestión de residuos señala, sin embargo, una virtud indiscutible del sistema puerta a puerta, además de las cifras oficiales de reciclado, celebradas unánimemente por administraciones de distinto color político. “Lo que tiene de positivo este sistema es que crea una conciencia muy real del volumen de residuos que uno genera. Lo que que me gusta de este cambio es que la mierda la ves con los ojos. A ver si así nos comprometemos y empezamos a reciclar de verdad”, enfatiza.
Si bien las cifras oficiales señalan que esta metodología de recogida y separación en origen amplía significativamente el porcentaje de reciclado, también es cierto que la implantación del sistema en Menorca y en otras ciudades españolas no está siendo nada fácil. El pasado mes de abril la Plataforma de Vecinos del Casco Antiguo de Logroño exigió al Ayuntamiento el cese inmediato del puerta a puerta tras considerar que el barrio se estaba convirtiendo en un “vertedero”. En otras ciudades como Cáceres o Toledo el sistema comenzó su andadura el pasado mes de junio y en otras como Gipúzkoa ya se utiliza desde 2012, aunque sus inicios fueron tormentosos y difíciles para vecinos y comerciantes.
En el caso de Menorca, Mar explica que su oposición al nuevo método de gestión de residuos se basa en dos ejes centrales: en su opinión, el sistema no garantiza el reciclaje y se vulnera el derecho a la privacidad de los ciudadanos. “Los cubos incorporan un microchip que retiene datos del inquilino o dueño de cada domicilio. Ninguno de los usuarios ha sido informado por lo que, entendemos desde la Plataforma (asesorados por el bufete de abogados Herrera y Herrera), que existe una vulneración de derechos del individuo, por el cual este sistema puerta a puerta debería ser sustituido por otras formas que no vulneren la protección de datos”, explica Mar. A pesar de que muchos integrantes de la Plataforma señalan la falta de información pública a propósito del microchip, desde el Consell Insular y del Ayuntamiento de Maó aseguran que durante todo el mes de mayo se realizaron charlas y se colocaron mesas informativas, donde se brindaron detalles sobre el funcionamiento del Sistema Puerta a Puerta.
Con o sin puerta a puerta, la importancia de fomentar una cultura comprometida con el medioambiente y el reciclaje aparece como un imperativo para cualquier administración pública desde hace, como mínimo, dos décadas. El elemento novedoso en este sentido es el cambio de paradigma: donde antes reciclar era una opción o una elección consciente del ciudadano de a pie hoy es una obligación y una urgencia. El debate público entonces es cuál es la forma más adecuada y eficiente de hacerlo y si eventualmente la responsabilidad del reciclaje en origen debe caer sobre la ciudadanía.
“Hay dos grandes problemas, uno es que la gente no está educada medioambientalmente y otro es cómo está montado el sistema de producción en relación al reciclaje”, explica en diálogo con este medio un trabajador de una de las subcontratas que gestionan el reciclaje en Menorca. “Se debería apostar en primer lugar por limitar la producción de embalajes de plástico en lugar de trasladar el 100% de la responsabilidad al consumidor”, explica, y añade que “si realmente a las administraciones les interesara fomentar el reciclaje y apostar por un cambio sostenible en la isla y a nivel estatal y europeo deberían obligar a las empresas a limitar la producción de embalajes de plástico. Al final el gran favorecido de este cambio de sistema aquí son las empresas como Ecoembes, porque se garantizan que se separen los residuos desde casa pero sin limitar la producción de los mismos, en una rueda que al final no reduce ni limita el consumo de plásticos”.
Por su parte, desde la Plataforma sostienen que el puerta a puerta tampoco garantiza un reciclaje adecuado. “Tenemos sobradas muestras documentales que evidencian que la empresa FCC mezcla los residuos a la hora de la recogida puerta a puerta, vulnerando flagrantemente la normativa”, explica Mar, quien adjunta un vídeo donde puede apreciarse cómo operarios de la citada empresa mezclan cartón con residuos orgánicos. Asimismo, hacen extensivo el señalamiento por la presunta falta de reciclaje al Parc de Milà, destino de todos los residuos de la isla. “Fuimos a Milà a investigar y vimos que tampoco reciclan sino que mezclan todo. Las estadísticas de reciclaje que nos dan, que hablan del 70% no son reales. Todo lo que no se recicla se entierra, cuando digo todo es todo: una caja de pizza con grasa no la reciclan. Un vaso de café no se recicla. Una botella de aceite no se recicla, un yogur sucio no se recicla” insisten desde la Plataforma. Una fuente del Consell Insular consultada por El Diario.es a propósito de la presunta falta de reciclaje en Milà responde: “Claro, no se recicla porque el Parque de Milà no es una planta de reciclaje, es una instalación para la separación, tratamiento y preparación para el reciclado que eventualmente se hace en otros lugares”.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El Diario. Lee el original aquí]