El proyecto, que supone una inversión de 2 millones de euros, es fruto de un convenio entre el ARCO y el Consejo Comarcal del Solsonès, titular del depósito controlado, y se lleva a cabo con el objetivo de minimizar el impacto del depósito controlado de residuos en el medio. Esta planta se caracterizará por su robustez y simplicidad tecnológica, por su flexibilidad y capacidad de adaptación a las condiciones cambiantes, y por la contención de los gastos de gestión.

El proyecto se iniciará con la instalación de un sistema de abre-bolsas y trituración de la fracción resto, recuperación de metales, y separación de la materia orgánica residual, que será sometida a un proceso de estabilización. Fruto de este proceso, y después de un cribado, se obtendrá un material bioestabilitzado y un rechazo, prácticamente libre de materia orgánica y de metales, que será trasladará a la unidad de prensado y reciclado, ya existente, que permitirá obtener unas balas que serán depositadas al vaso del depósito. El objetivo final es reducir el impacto ambiental del resto, gracias a la reducción de su peso, volumen y contenido en agua, así como estabilizar la materia orgánica presente con disminución de la producción de metano y de lixiviados, reduciendo la cantidad de los residuos depositados y alargando la vida útil del depósito controlado.

En la medida que se reduzca la cantidad de resto generado, la instalación tendrá capacidad disponible para tratar adecuadamente, de forma totalmente diferenciada, tanto residuos previamente depositados al Depósito Controlado de Clariana de Cardener, como la fracción orgánica de los residuos municipales (FORM) que se recoge selectivamente en el ámbito de actuación del Consorcio del Solsonès y Cardona para el Medio ambiente: Solsona, Cardona, Sant Llorenç de Morunys y Pino de Santo Justo, con lo cual también se prevé una reducción de los costes derivados del transporte y tratamiento de la FORM.