Son tres los residuos agropecuarios en lo que el PIGRN se centra, aquellos que requieren una gestión específica, debido a su volumen o su peligrosidad. De estos son los residuos SANDACH los que se generan en mayor cantidad, llegando a 308.523 toneladas en 2014, de las que casi todas reciben tratamiento biológico vía compostaje o biometanización. En segundo lugar se sitúan los plásticos, de los que se estiman 2.610 toneladas en Navarra, 67% procedente del cultivo bajo acolchado. También se sitúan dentro de la categoría los envases de productos fitosanitarios, y los residuos veterinarios generados en explotaciones ganaderas, los primeros de ellos reciclados en un 87% y valorizados energéticamente en otro 13%.

Los problemas que contempla el PIGRN es que dado que el flujo de estos residuos no está regulado legalmente, no hay objetivos aplicables, salvo el 10% general de la Ley de Residuos para 2020. Y que por tratarse de residuos de varias tipologías diferentes, cada uno requiere un tratamiento especializado.

En concreto, ha detallado el Ejecutivo, "los residuos plásticos aumentan cada año a la par que la superficie destinada a cultivo para plástico, pero el cierre de las escasas plantas que en Navarra reciclaban este tipo de plástico y lo inexacto de su cuantificación conllevan que se esté efectuando una gestión incorrecta y desconocida de un material que se puede reciclar".