El aeropuerto de Málaga-Costa del Sol ha recuperado en su planta de transferencia temporal de residuos durante el 2013 un total de 402.985 kilogramos de residuos del recinto, siendo la mayor parte restos de papel y cartón (235.700 kilos).

Por volumen de residuos tratados, le siguen metales (46.540 kilogramos), plásticos (45.020 kilos) y vidrio (43.200 kilos), además de baterías, envases de tetrabrik y restos de vehículos, según ha informado Aena Aeropuertos a través de un comunicado.

Esta planta, han destacado, propicia la integración sociolaboral de 16 profesionales con discapacidad, física e intelectual, que conforman la plantilla, a través del Centro Especial de Empleo que la Asociación de Empleados de Iberia Padres de Personas con Discapacidad (Apmib).

Dicha plantilla incluye a trabajadores que realizan múltiples funciones dentro de esta gestión de residuos, con un destacado nivel de especialización y calidad, como maquinistas, conductores, oficiales, operarios.

El aeródromo malagueño procede "de manera sostenible" a almacenar y segregar para su reciclado gran parte de los desechos que genera, al tiempo que facilita la inserción laboral de discapacitados, que son los profesionales encargados desde hace más de una década de la separación y tratamiento de los residuos del aeropuerto malagueño, han recordado.

Los empleados de Apmib Málaga recogen gran parte de los residuos producidos en el aeropuerto (locales de las empresas que desarrollan su actividad en este entorno, oficinas de Aena, compañías aéreas, líquidos en los filtro, etcétera) y los trasladan a la planta, ubicada dentro del recinto aeroportuario, donde llevan a cabo un proceso de selección y separación por categorías, además de la identificación, clasificación, con su correspondiente etiquetado, y almacenamiento, hasta entregar finalmente a los correspondientes gestores autorizados y acreditados por la Administración.

En las instalaciones también se recepcionan todos los residuos peligrosos originados, como aerosoles, aceite de motor, aguas con hidrocarburos, envases contaminados, etcétera, así como los restos de aparatos eléctricos y electrónicos, que son correctamente almacenados y etiquetados para su manejo por parte de los gestores autorizados.

Para estos últimos desechos, el aeropuerto malagueño desarrolla en la planta un Plan de Minimización de Generación de Residuos Peligrosos, que persigue su reducción mediante el establecimiento de medidas de control en las instalaciones y de concienciación en aquellos puntos donde se generan.