Chicago es una de las primeras ciudades de Estados Unidos en adoptar la cultura verde. Esta ciudad es ahora la primera en su país en adquirir un camión recolector de basura completamente eléctrico.

Una de las mayores ventajas que tiene, después de reducir considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero, es que su motor es tan silencioso que los ciudadanos podrían seguir durmiendo tranquilamente sin el molesto y típico ruido de estos camiones en las madrugadas.

Puede parecer poco, pero un sólo camión de basura eléctrico puede evitar el consumo de 55 barriles de petróleo y que 23 toneladas de dióxido de carbono se liberen al ambiente cada año. 

Al igual que otras ciudades, Chicago ya había experimentado con otros tipos de camiones híbridos sin mucho éxito. Los híbridos no ahorraban combustible suficiente y los que funcionaban con gas natural requerían una inversión poco costeable.

Estos camiones son económicos en muchos sentidos, aunque son más caros que los comunes, le ahorrarán mucho dinero a la ciudad en combustible. A la larga, el dinero que un camión normal gasta a lo largo de su vida es mucho mayor al de uno eléctrico.

Los camiones de basura comunes tienen un tiempo de vida promedio de 12 años. Cada año se reemplazan cerca de 50, el objetivo es entonces ir cambiando poco a poco las flotillas por más de estos camiones eléctricos que no le piden nada a las versiones anteriores en términos de capacidad y potencia.

En los próximos 5 años se integrarán 20 de estos camiones a la flotilla de Chicago y se espera que otras ciudades también adopten a estos silenciosos y potentes camiones recolectores de basura.

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