No es fácil encontrar un sector tan complejo y heterogéneo como el de la gestión de residuos. Chatarrerías, centros de descontaminación de vehículos fuera de uso, valorizadores de residuos industriales, plantas de compostaje, recicladores de todo tipo, transportistas y recogedores o plantas de gestión de residuos de construcción y demolición son algunos de los actores que forman parte activa de este ecosistema que persigue sacar valor de los materiales desechados y volver a introducirlos en el mercado.

El alza del precio de las materias primas y la legislación asociada (Directivas Europeas 2008/98/CE de Residuos y 2006/123/CE de Servicios, así como la Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados española) introducen en el mercado nuevas figuras como el agente, el negociante. Los sistemas integrados de gestión y la voraz demanda de materiales por parte de los países emergentes hace que la competencia en este sector sea feroz.

Las entidades que intervienen en este sector tienen que sumar a las actividades “clásicas” (gestión comercial, control de stock, logística, órdenes de trabajo en planta etc.) una elevada carga administrativa ambiental: memorias, declaraciones, resúmenes, balances, notificaciones, documentos de traslado, certificados de tratamiento, informes de trazabilidad, trámites burocráticos etc.

Si a todo esto sumamos la dificultad intrínseca del desarrollo de un actividad económica, y más en estos tiempos de crisis donde el crédito escasea y la producción industrial se desploma de forma alarmante, el resultado es un panorama preocupante que pone en tela de juicio la supervivencia de gran parte del tejido empresarial nacional de la recuperación.

El gestor tiene la obligación de diferenciarse si quiere competir en este escenario ofreciendo mejores servicios, optimizando procesos (comerciales, logísticos, documentales etc.), fomentando la trazabilidad y la transparencia de cara al cliente y las Administraciones y aumentando sus canales de captación de clientes.

Las empresas se enfrentan a un gran salto tecnológico como en su día lo hicieron otros sectores productivos. El replanteamiento de los procedimientos clásicos es inevitable. Y, lamentablemente, ya no valen excusas como “llevo haciendo esto así toda la vida” o el clásico “con lo que tengo es suficiente”, muy comunes en un sector tradicionalmente reacio a las nuevas tecnologías como el de la gestión de residuos. 

En este nuevo escenario, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) surgen como aliados imprescindibles para la empresa. Los servicios software especializados, y esto último es muy importante ya que la gestión de residuos tiene sus flujos propios, ayudan a la empresa a optimizar procesos, contribuyen a reducir tareas administrativas sin valor añadido y a mejorar la relación con los clientes actuales y los potenciales. En definitiva, mejorar los balances empresariales aumentando la cartera comercial y reduciendo costes.

Autor: Miguel Varela Pérez, socio de Teimas Desenvolvemento, empresa TIC especializada en gestión de residuos y responsable de Teixo, plataforma de servicios software para el sector residuos.

Este artículo se publicó originalmente en el número 76 de la Revista Recupera del Gremi de Recuperació de Catalunya. Si te gusta, puedes copiar, distribuir y twittear el contenido de este blog, pero por favor utiliza el enlace de la noticia y cita la fuente.