Sostenibilidad: factor clave en el éxito (o fracaso) de las salidas a bolsa
En el folleto de salida a bolsa de Puig, el gran debut de 2024, las siglas ESG (en alusión a los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo) se mencionan 107 veces (en 400 páginas). Parece que los acrónimos OPV (Oferta Pública de Venta) y ESG cada vez están más entrelazados. La consultora EY ya incluye la "agenda ESG" como una de las cuestiones para las que las empresas que quieran salir a bolsa este año deben "prepararse exhaustivamente", junto a otras como la inflación, los tipos de interés o las elecciones; así se explica en el estudio sobre Tendencias en las OPV correspondiente al primer trimestre de 2024. Y ya hay informes que constatan el vínculo entre solidez en ESG y mejor precio en la oferta. El estudio de la Universidad de Lugano ESG y la fijación de precios de las IPO encontró una relación significativa entre la divulgación de datos ESG (el uso de términos ESG en los folletos de salida a bolsa) y la revisión al alza del precio que pagan los inversores. A más información sobre sostenibilidad, menor infravaloración, concluye. En pleno despertar del mercado de OPV, este tema centró el último Encuentro ESG de elEconomista.es.
El ejemplo más reciente del escrutinio sostenible sobre las OPV lo tenemos fuera de España, en Shein, empresa china de fast fashion (moda rápida) que pretende debutar en la Bolsa de Londres con una valoración cercana a los 60.000 millones de euros. Las controversias relativas a las condiciones laborales de sus empleados la rondan desde el principio. Varias ONG han puesto el grito en el cielo por un debut bursátil que supondría "una traición para los trabajadores". El Consejo Británico de Moda (British Fashion Council), entre cuyos miembros se encuentran Burberry y Mulberry, también ha mostrado sus dudas. "En un momento en el que los líderes globales de la moda están enfocados en lograr que nuestro sector sea más sostenible desde el punto de vista social, ambiental y económico, esta forma de cortejar el Gobierno británico, la salida a bolsa de Shein y la decisión de la empresa de ejecutarla suponen preocupaciones significativas para el sector en Reino Unido", ha lamentado la responsable de esta organización. En el mundo textil, el horno de las OPVs no está para embrollos ESG.
En España, el sector de la moda también tiene un debut en el disparadero: se trata de Tendam (dueño de Cortefiel o Pedro del Hierro), que esta misma semana ha decidido aplazar su estreno (tenía previsto lanzar su intención oficial de cotizar), aunque no por la ESG: lo ha hecho por la volatilidad del mercado tras las elecciones europeas. Sigue los pasos de Golden Goose, firma de calzado deportivo italiana que también ha pospuesto su estreno en Milán por lo mismo.
En palabras de Senén Ferreiro, fundador de la consultora Valora, quien lleva más de 20 años asesorando a grandes empresas globales de retail en cuestiones de sostenibilidad, en la moda la ESG es un tema especialmente delicado. "El problema es que este sector, a nivel mundial, presenta una gran dispersión de los tier [los proveedores en distintos puntos de la cadena de suministro], lo que provoca que el impacto social y ambiental sea muy complicado de controlar. La complejidad de esa cadena es muchísimo mayor que la de sectores industriales productivos", resume. Ferreiro también destaca el gran "esfuerzo inversor" realizado por las grandes firmas globales especialmente tras los grandes escándalos ESG, entre ellos el colapso del Rana Plaza [un edificio de Bangladesh que albergaba varias fábricas textiles que proveían a grandes firmas globales], que causó la muerte de más de 1.100 personas. Le puede interesar: El caso de H&M en Myanmar vuelve a poner en el foco la sostenibilidad en la industria de la moda.
Respecto a Tendam, este experto explica que se trata de una compañía "con un esfuerzo ESG alto, que, sin ser un gran grupo global, en su dimensión lo está haciendo bien, invirtiendo en transformar su negocio". Tampoco puede olvidarse, apunta María José Gálvez, head de ESG en EY, la presión que ejerce el inversor institucional sobre estas cuestiones. Los dos dueños de Tendam, los fondos CVC y PAI Partners, "están muy preocupados por estos temas, y han presionado a Tendam en lo que respecta a su cadena de suministro, con cuestionarios que revisan periódicamente con la Junta Directiva de la compañía. Han estado muy encima de ellos desde el punto de vista de la sostenibilidad", señala Gálvez.
Si las condiciones de los trabajadores son un punto clave para entender las vulnerabilidades de la moda en ESG, en lo que respecta a las cuestiones ambientales "desde que se empieza a planificar una prenda hasta que el cliente la consume y, posteriormente se deshace de ella, el impacto medioambiental es muy grande, al igual que el social", explica Mar Melero, fundadora y CEO de DNA Futures, consultora para empresas de estilo de vida. En ese aspecto ambiental se entremezclan cuestiones tan variadas como los excedentes de ropa ("la demanda suele ser inferior a la oferta", señala); los tintes (con un sector tintorero muy contaminante), o el denim (que, tradicionalmente, ha sido un gran consumidor de agua), añade esta experta. Melero también apunta a los grandes esfuerzos que están llevando a cabo las grandes del sector, "aplicando la tecnología para reducir su huella". En cualquier caso, en opinión de Senén Ferreiro, esta industria está sometida a un escrutinio excesivo, ya que otro sector, como el de la alimentación, conlleva problemáticas similares y no es analizado de este modo, afirma. Probablemente esto se debe a que, a diferencia de otros países, en España no tenemos grandes cotizadas en el ámbito de la alimentación y bebidas. En el textil, por contra, contamos con el gran exponente, Inditex, y ahora también con Puig, que incluye marcas como Carolina Herrera o Purificación García.
Según explica Virginia Pérez Palomino, directora de Inversiones en Tressis, hay informes que afirman que el 70% de las OPVS en 2023 ya incluyeron información sobre el desempeño ESG de las compañías. "Y el 50% de las OPV en 2023 estuvieron promovidas por inversores ESG", añade. Por otro lado, "son muchas las empresas, en todo el mundo, que han tenido que retrasar sus salidas a bolsa por no cumplir criterios ESG, al no considerarlas atractivas los inversores institucionales. Muchas de ellas finalmente han llegado a salir, pero a unos precios inferiores a los inicialmente planteados; otras han tenido que reducir el tamaño de la oferta. Las consecuencias que han enfrentado por no considerar las políticas ESG son muy importantes, así como los problemas reputacionales que esto les ha generado". La responsable de Inversiones de Tressis añade que otra derivada son los problemas de financiación: "Pensemos en una empresa que desiste de salir a bolsa por un tema de sostenibilidad y que intenta volver a financiarse en el ámbito privado. Ahí ha quedado esa huella, y es posible que tenga problemas también con la financiación bancaria", señala.
Que la sostenibilidad pinte tanto a nivel de inversores y de financiación es algo que sucede especialmente desde hace pocos años. El punto de inflexión fue el lanzamiento, en 2018, del Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea. "Es verdad que las empresas, sobre todo Ibex 35, se estaban preparando ya desde antes; muchas realizaban auditorías a distancia desde hacía mucho tiempo", explica María José Gálvez, que lleva 20 años dedicándose a la sostenibilidad. Lo hacían "también por cubrir sus riesgos, porque los temas ESG son estrategia, y control de riesgos, además de aprovechar oportunidades. Entre estas últimas, y ya que hemos hablado del mundo textil, están las que se abren con el reciclaje", añade. Por su parte, José Carlos Méndez, dircom de EVO Banco, recuerda que "el valor real de una empresa no se lee únicamente en sus estados financieros. Solo en España se estima que uno de cada tres euros de la valoración empresarial de las principales compañías corresponde a activos intangibles como la reputación, la marca o responsabilidad corporativa". De ahí que las empresas con prácticas sólidas en sostenibilidad "sean vistas con mayor confianza por los inversores en la medida que minimizan riesgos y promueven oportunidades competitivas en la cadena de valor", apunta Méndez.
La regulación ha sido la principal impulsora de este movimiento. La aprobación este mismo año de la Directiva de Debida Diligencia implicará multas y sanciones para las grandes empresas que socaven los derechos humanos y el medio ambiente en toda su cadena de valor. "En España tenemos la ventaja de que llevamos muchos años reportando con detalle", señala Juan Prieto, fundador y CEO del proxy advisor Corporance Asesores de Voto. "Analizamos muchas compañías todos los años, y los estados de información no financiera ya contiene un nivel de detalle importante", añade. Prieto también señala que no es casualidad que casos como el de Shein y el de Deliveroo se hayan producido en la Bolsa de Londres: "En Reino Unido este tema siempre se han tomado este tema muy en serio; y en Europa, con la Directiva de Debida Diligencia, no va a quedar más remedio. Esta directiva ataca directamente la línea de flotación de las empresas, que es la cadena de suministro", afirma.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El Economista. Lee el original aquí]